Seguridad de la información internacional: Del caos al orden y la cooperación

Ya hace 25 años, en una época de rápido desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), Rusia predijo que el uso seguro de estas tecnologías se convertiría en una parte integral de la agenda política internacional del siglo XXI.

En 1998, nuestro país presentó una resolución en la Asamblea General de la ONU llamando la atención sobre los riesgos del uso de este tipo de tecnologías con fines ilícitos.

Durante la siguiente década, nuestras preocupaciones fueron compartidas por todos los Estados sin excepción, apoyando el llamado a la prevención de conflictos globales en el espacio de la información, pero después los países occidentales comenzaron a experimentar activamente con el uso de las TIC con fines políticos y militares, aprovechando su superioridad tecnológica en esta área en ese momento.

Desafortunadamente, con el tiempo, esto se ha convertido en una tendencia. Estados Unidos, aferrado desesperadamente a su escurridizo dominio global, se ha embarcado en el camino de imponer la dictadura neocolonial digital.

Como ellos mismos declararon, el objetivo principal es contrarrestar a los actores independientes, especialmente Rusia y China.

Se imponen sanciones contra países «indeseables»; y se intenta «socavar» las capacidades en las áreas más avanzadas: inteligencia artificial, internet de alta velocidad, computación cuántica.

Los recursos en línea que emiten un punto de vista alternativo al occidental, son bloqueados.

Se hacen intentos flagrantes de interferir en los asuntos internos de los estados a través del sistema global de espionaje e interceptación de datos personales establecido por las agencias de inteligencia estadounidenses, como lo dijo Snowden al mundo.

En un intento por encubrir sus propias acciones destructivas en el espacio de la información, Washington y sus aliados están impulsando el tema de los «hackers rusos.»

Mientras tanto, los países de la OTAN están fortaleciendo vigorosamente sus capacidades ofensivas y practicando métodos de guerra con el uso de las TIC.

No es exagerado decir que desde que Rusia lanzó su operación militar especial, los estados occidentales han desatado una campaña a gran escala contra nuestro país.

A Ucrania se le ha dado el papel de campo de pruebas en este escenario. No es casualidad que Kiev participara en las actividades del Centro de Excelencia de Defensa Cibernética Cooperativa de la OTAN; en otras palabras, se incluyó en la «OTAN cibernética.»

Al mismo tiempo, los líderes occidentales no pueden comprender el hecho de que el llamado «Ejército de TI de Ucrania», un conglomerado de bandas criminales, creado de hecho con su ayuda, comenzará a robarle a los ciudadanos de los estados del «mundo civilizado» en el futuro (según la información a nuestra disposición, ya ha comenzado a hacerlo).

Está claro que Estados Unidos y sus socios afines están tratando de remodelar la agenda de las plataformas especializadas de negociación internacionales, en línea con su política agresiva en el espacio de la información.

Es decir, están imponiendo el concepto de la aplicabilidad de ciertas disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional humanitario, tratando así de legitimar la militarización del ámbito de las TIC.

Hay una intención evidente de introducir la práctica de atribuir, sin fundamento, la responsabilidad de acciones maliciosas en el espacio de la información a cualquier estado, principalmente a aquellos que defienden su soberanía digital.

En otras palabras, cualquier medio para llegar a un fin en la confrontación global que persiguen los países occidentales.

Abogamos por el concepto de crear un sistema justo de seguridad de la información internacional basado en el fomento de la confianza, la cooperación, la prevención de conflictos y de la carrera armamentista, y la elaboración de un marco legal que regule el comportamiento responsable de los estados.

En nuestra opinión, un tratado bajo los auspicios de las Naciones Unidas pondría fin a la impunidad del “salvaje Oeste” en el espacio de la información.

Estamos promoviendo activamente la iniciativa correspondiente, principalmente dentro del Grupo de Trabajo de Composición Abierta de las Naciones Unidas (OEWG) sobre la seguridad de y en el uso de las TIC.

Nuestros socios, incluida la gran mayoría de los países en desarrollo, comparten unánimemente este enfoque, mientras que los países occidentales a menudo se refieren a la idea de acuerdos universales legalmente vinculantes como “utópica.”

Dijeron lo mismo hace 10 años, cuando Rusia abogó por un tratado universal contra el ciberdelito para reemplazar la Convención de Budapest, que es defectuosa y obsoleta.

Pero con el paso del tiempo, prevaleció el sentido común: ahora el Comité Ad Hoc de la ONU está trabajando en el proyecto de texto de la convención internacional para combatir el uso de las TIC con fines delictivos. Por supuesto, todavía queda mucho camino por recorrer, pero lo importante es que ya se ha trabajado mucho.

Un aspecto aparte es garantizar el acceso equitativo y seguro a internet para todos los estados y sus ciudadanos.

Aunque la mayoría de los políticos y usuarios comunes consideran que el internet se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana, como un activo global, la realidad no es tan alegre.

Las principales corporaciones de TI, con los gobiernos occidentales detrás de ellas, creen que tienen derecho a imponer sus propias reglas.

Como resultado, muchos países enfrentan políticas discriminatorias, sus ciudadanos tienen cuentas bloqueadas o incluso acceso restringido desde el territorio de países “indeseables.”

En última instancia, tales acciones por parte de la Administración de los EE. UU., conducen a la fragmentación del internet y su división entre «amigos» y «enemigos».

Obviamente, este problema tiene que ser resuelto. Un sistema construido sobre el principio del “gobierno de la fuerza” está condenado al colapso.

Lo mejor para la mayoría de las naciones es que el internet siga siendo una plataforma accesible y confiable para la comunicación, la educación y los negocios, siempre que se garantice la seguridad de sus segmentos nacionales.

En este contexto, es crucial que la comunidad internacional defina parámetros de internacionalización de la gobernanza del internet.

Al hacerlo, la discusión debe llevarse a cabo en pie de igualdad dentro de las Naciones Unidas y las plataformas especializadas, incluida la Unión Internacional de Telecomunicaciones y el Foro de Gobernanza de Internet.

El desarrollo y aparición de tecnologías avanzadas está sin duda asociado a los riesgos de su uso con fines maliciosos.

Sin embargo, en la etapa actual, impulsada por un potencial de conflicto cada vez mayor en todo el mundo, la humanidad debe buscar formas de no convertir el entorno digital en un teatro de guerra.

Si la esfera de las TIC, nuestros teléfonos inteligentes y computadoras se convierten en un escenario para la confrontación caótica entre estados, en última instancia, no habrá ganadores.

Todos perderán, sobre todo debido a las oportunidades perdidas de cooperación y desarrollo pacífico.

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