Sacerdocio para bien o para mal

Inicio este comentario aclarando que tengo un profundo respeto por los profesionales de la fe, esos que siendo sacerdotes, pastores, rabinos o monjes te llevan, desde la religión a la que sirven, la palabra de Dios o la razón de su fuerza espiritual. Sin embargo, cuando estos asumen roles protagónicos desde temas mundanos las cosas cambian y se exponen a ser blanco de sus propias culpas.

xpreso lo anterior porque trato de entender cómo un sacerdote de la iglesia Asunción en la ciudad de Masaya se negó a oficiar una misa en memoria del doctor Enrique Peña Hernández, un ferviente católico fallecido a los 96 años y quien además de ser un extremo profesante católico fue un ilustre personaje en su natal Ciudad de las Flores  y a quien en 1967 el Gobierno de España le otorgó la “Orden de Isabel La Católica” por su labor con los textos en castellano, obras sobre folclore, y su “columna lexicográfica”, razón suficiente para ser orgullo de Nicaragua porque puso en alto el nombre del país.

El doctor Carlos Mario Peña, hijo del maestro de generaciones, a quien traslado mis condolencias, se preguntó qué clase sacerdote es este para negar a quien fuera por décadas uno de sus feligreses, ahora muerto, la satisfacción a sus dolientes, a su familia, por ver realizada lo que es en la práctica una tradición de conceder al difunto una misa o un culto por el descanso eterno de su alma.

En los tristes acontecimientos derivados del 18 de abril la casa del difunto, fue saqueada por la delincuencia terrorista porque el autor de los libros con los que muchas generaciones supimos de ortografía y gramática se identificaba con el partido de gobierno y el cura de la iglesia La Asunción de Masaya, que le negó la misa de cuerpo presente fue activo a favor de la desestabilización, por lo que tenemos que concluir que ahora ciertos sotanudos imponen que la iglesia sea selectiva y que determine a quien bendecir o no en función de las ideologías políticas que en vida tuvieron los muertos y eso ya sobrepasa lo permisible y nos plantea tratar de descubrir cómo en un tema así se pasa de lo inverosímil a la realidad.

Este no es un caso aislado porque durante los eventos trágicos que ya conocemos supimos de iglesias que se convirtieron en cuarteles, de Santos que bajo sus naguas escondían armas, de sacerdotes que daban órdenes para mantener secuestrado a un ser humano y además escondido en una letrina, a sotanudos, como pasó en Niquinohomo, que llegaron a señalar a su alcaldesa, acusándola de crímenes que no había cometido como si el sacerdote en referencia, que además se movía trasladando víveres y armas para los terroristas, fuera juez.

Un sacerdote no se manda solo, un sacerdote es designado para cubrir un determinado territorio denominado parroquia por una supra estructura que proviene de una diócesis controlada por un obispo que es parte de un conjunto de homólogos que forman una conferencia episcopal que es el estado mayor de un conjunto de guías espirituales que responden al Vaticano a través de un Nuncio Apostólico que a su vez representa al Papa Francisco en cada país. Vistas las cosas así la iglesia, aquí y en cualquier parte del mundo tiene una estructura vertical o cuasi militar donde las órdenes se cumplen y no se discuten.

ara meterme en este tema quiero partir de tuve por algún tiempo, durante asumí ser católico y desde mi ejercicio como periodista, una muy buena relación con algunos obispos que hoy me decepcionan, pero que, por la actitud que en el marco de esa relación tuvieron conmigo, es que me es más fácil deducir el por qué algunos sacerdotes fueron parte del golpe sanguinario que ejecutaron fallidamente contra el estado.

Todos saben de mi tradicional Nacimiento al Niño Dios que como un gesto agradecido al Creador por ese gran regalo que dio a la humanidad ofrezco desde hace 29 años a los nicaragüenses de buena voluntad que visitan mi hogar y que abriré al público este 12 de diciembre y que empezó a ser bendecido, ya bastantes años atrás, por el Obispo de Estelí Juan Abelardo Mata. Uno de esos diciembres con la confianza que tenía con el Obispo le comenté que la Iglesia Evangélica estaba equiparando a la católica porque esta última no cristianizaba a través de la música de alabanza y adoración cómo si lo hacían los llamados protestantes y que además las misas eran aburridas y muchas veces suntuosas.

quella crítica que tuvo la mejor intención de marcar una observación que además no es solamente mía fue suficiente para que el prelado de Estelí no volviera a impartir la bendición a mi Niño Dios, sino que la última vez que lo vi, años después, en el contexto del Diálogo Nacional, donde llegó a predicar violencia, prefirió hacer que no me vio como si fuera tan difícil ignorarme visualmente y eso habla de la intolerancia y arrogancia de un Pastor debe obligarse a la humildad.

Por aquellos tiempos Silvio Báez ya había sido designado Obispo Auxiliar de Managua y como yo participaba por entonces de IV PODER no me resultó difícil que el aceptara mi invitación a bendecir mi Nacimiento al Niño Dios y después de hacer una pequeña ceremonia nos sentamos a conversar más de política que de otra cosa y aunque declinó aceptar ir al programa de televisión en el que por entonces yo participaba como panelista, no se quedó con las ganas de sugerirme que había que ser más frontal contra el gobierno de Daniel Ortega porque por aquellos días mi posición era la de criticar lo malo que se estuviese haciendo, lo que le gustaba a Báez, pero reconociendo a la vez lo bueno, lo que no gustaba a Báez.

Al año siguiente volví a llamar a Silvio Báez para lo mismo, pero este quien les habla, ya era parte de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa y mi posición en el programa de IV PODER, aunque siendo crítico, como puedo serlo ahora desde acá, era más amplio y franco en reconocer el notorio progreso y desarrollo del país que fue lo que me entusiasmó a incorporarme a un proyecto que encontró en la paz y la reconciliación su mejor materia prima. Por supuesto ya Silvio Báez nunca contestó mis llamadas y por obvias posiciones políticas relegó a un segundo plano a Niño Dios, a Jesús de Nazaret, al que supuestamente todo sacerdote se dispone a consagrar su vida en cuerpo y alma.

Como es indispensable y todo en la vida tiene solución, ese año que por politiquería Silvio Báez no quiso bendecir mi Nacimiento al Niño Dios se lo pedí al recién nombrado Cardenal Leopoldo Brenes y me asistió y al año siguiente cuando ya tampoco me contestó llamé al Cardenal Emérito Miguel Obando y Bravo, de quien yo antes había sido crítico y enfermo como estaba llegó, me dio una gran lección de humildad, de perdón y de cómo es un verdadero Pastor.

Tengo que pensar necesariamente que, si la soberbia y la politiquería viene del obispado, es comprensible entonces porque sacerdotes de menor rango sean parte de la razón por la cual la iglesia católica de Nicaragua está tan desacreditada porque sus templos, que fueron convertidos antes en cuarteles, son ahora casas de campaña política desde donde Silvio Báez sigue vomitando odio en cada una de esas homilías que en realidad son arengas a favor de la violencia y el odio.

En colmo de este Silvio Báez, que está en contra de la paz y la reconciliación, que por su propia voz se reconoce como el arquitecto de tanta sangre derramada, que usa los púlpitos para candidatearse desde una sotana, es que no tuvo el más mínimo pudor para hacerse proyectar como la cara bonita de Washington y se sobró en odios contra la normalidad del país para oírse tayacansito ante el nuevo Embajador Imperial Kevin Sullivan, lo que además me parece un acto soberbio, indisciplinado, altanero y anti diplomático porque en tal caso este embajador debió ir primero a presentar sus saludos ante el Cardenal Leopoldo Brenes, lo que no sucedió seguramente porque Polito, como dijo Báez, habla así, ustedes saben.

No sé de dónde saca Silvio Báez creerse Moisés, pero sí sé que una respuesta más que clara a esa pretensión, curtida en la más rancia politiquería, es que el Nuncio Apostólico en Nicaragua, Stanislaw Waldemar Sommertag, ya tiene en su poder más de 600 mil firmas de nicaragüenses, ofendidos por el obispo auxiliar de Managua, pidiendo al Papa Francisco, que Silvio Báez sea trasladado cuanto antes cualquier parte porque aquí es únicamente factor de terror y de odio.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA

Si te gustó, comparte

Más Noticias