¿Quién defiende a Palestina?
“La Asamblea Nacional de Nicaragua se opone a todas las formas de dominación y explotación colonialista e imperialista y se solidariza con los pueblos que luchan contra la opresión y la discriminación. Nicaragua y el pueblo palestino comparten el mismo espíritu de lucha y resistencia ante las agresiones de los colonialistas e imperialistas.”
El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro declaró: “Nuestra solidaridad con ustedes no tiene fronteras es incondicional, absoluta. Les pedimos que continúen su lucha, tarde o temprano lograrán la victoria y disfrutarán la paz.”
El Presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, llamó a la comunidad internacional a actuar, “cada momento de inacción y pasividad costará más vidas de inocentes, hay que actuar de inmediato. La historia no perdonará a los indiferentes. Y no estaremos entre ellos.”
Y las buenas gentes llenan las calles del mundo exigiendo que los criminales sean llevados a la CPI.
Netanyahu-Biden tienen asiento en primera fila ante la Corte Penal Internacional. Los criminales de la primera fila han mantenido como asistentes mamporreros a los regímenes de Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, España (que tiene en estos días la presidencia de la UE), los mismos que se ponían en pie para dar vivas y aplaudir al ucronazi Zelensky.
Pero mientras se cumple el derecho del Pueblo Palestino a sentarlos ante el Tribunal, se tienen que cerrar las embajadas del sionazismo y apartar esa manzana podrida de los organismos internacionales.
Véalos como son, su trabajo es “normalizar” el genocidio que su amo comete contra el Pueblo Palestino, y “normalizar”, “hacer que lo interioricemos como algo del mismo tamaño y forma que cualquier actividad que nos distrae, ver una película de hollywood, un juego de mesa, un paseo por un camino que nos recree, … Y si llega el caso, que llega y estos días lo vemos, los amigos del sionazi Zelensky, el que prometía hacer de Ucrania un segundo “israel”, se nos presentan ahora, en la hora del crimen, del genocidio, cuando el mundo se estremece y ve a los sionazis tal y como son, se nos presentan esos aplaudidores de Zelensky, los que se sumaron a la OTAN como si fuese un alma cándida y que nos ama sin pedir nada a cambio, esos se nos presentan ahora, otra vez, se nos presentan ahora, como defensores del Pueblo Palestino. Los amigos de los gobernantes del Pueblo Palestino (los amigos de mi enemigo) son mis enemigos.
¿Quiénes deben sentarse ante la Corte Penal Internacional además de Netanyahu-Biden?
“Normalizar” el genocidio también es pasar por alto la responsabilidad de los regímenes europeos, los primeros que se pronunciaron diciendo que “israel tiene derecho a defenderse” y continuar a su lado siendo una entidad colonial-criminal desde 1948. Continuar al lado de los regímenes de Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, España (que además tiene en estos días la presidencia de la UE), que además todos ellos tienen un acuerdo preferente comercial, económico, y de colaboración militar con el régimen (participan de su ocupación colonial) creado a su imagen y semejanza, la Historia los acusa. Tampoco tienen nada que decir de la participación de
5,000 militares imperialistas, yanquis, en la guerra contra el Pueblo de Gaza Palestina. A la luz de la experiencia histórica, se puede concluir que ningún silencio es inocente, no es ignorancia, es, simplemente, tratar de apagar el fuego que puede levantarse en bajo los pies, en el mismo país en el que operan, son apagafuegos.
El Estatuto de Roma que dio como fruto la CPI con la Conferencia de las NNUU el 17 de julio de 1998, tiene competencia sobre Crímenes de genocidio, Crímenes de lesa humanidad, Crímenes de guerra, y Crímenes de agresión. Ya en 1948 la ONU certificó la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, aprobado el 9 de diciembre de 1948, lean, no miren para otro lado, no “normalicen”, les dejo la página y el texto:
Adoptada y abierta a la firma y ratificación, o adhesión, por la Asamblea General en su resolución 260 A (III), de 9 de diciembre de 1948
Entrada en vigor: 12 de enero de 1951, de conformidad con el artículo XIII
Considerando que la Asamblea General de las Naciones Unidas, por su resolución 96 (I) de 11 de diciembre de 1946, ha declarado que el genocidio es un delito de derecho internacional contrario al espíritu y a los fines de las Naciones Unidas y que el mundo civilizado condena.
Reconociendo que en todos los períodos de la historia el genocidio ha infligido grandes pérdidas a la humanidad.
Convencidas de que para liberar a la humanidad de un flagelo tan odioso se necesita la cooperación internacional.
Convienen en lo siguiente:
Artículo I
Las Partes contratantes confirman que el genocidio, ya sea cometido en tiempo de paz o en tiempo de guerra, es un delito de derecho internacional que ellas se comprometen a prevenir y a sancionar.
Artículo II
En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpretados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:
- Matanza de miembros del grupo;
- Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
- Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;
- Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;
- Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.
Artículo III
Serán castigados los actos siguientes:
- El genocidio;
- La asociación para cometer genocidio;
- La instigación directa y pública a cometer genocidio;
- La tentativa de genocidio;
- La complicidad en el genocidio.
Artículo IV
Las personas que hayan cometido genocidio o cualquiera de los otros actos enumerados en el artículo III, serán castigadas, ya se trate de gobernantes, funcionarios o particulares.
Artículo V
Las Partes contratantes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus Constituciones respectivas, las medidas legislativas necesarias para asegurar la aplicación de las disposiciones de la presente Convención, y especialmente a establecer sanciones penales eficaces para castigar a las personas culpables de genocidio o de cualquier otro de los actos enumerados en el artículo III.
Artículo VI
Las personas acusadas de genocidio o de uno cualquiera de los actos enumerados en el artículo III, serán juzgadas por un tribunal competente del Estado en cuyo territorio el acto fue cometido, o ante la corte penal internacional que sea competente respecto a aquellas de las Partes contratantes que hayan reconocido su jurisdicción.
Artículo VII
A los efectos de extradición, el genocidio y los otros actos enumerados en el artículo III no serán considerados como delitos políticos.
Las Partes contratantes se comprometen, en tal caso, a conceder la extradición conforme a su legislación y a los tratados vigentes,
Artículo VIII
Toda Parte contratante puede recurrir a los órganos competentes de las Naciones Unidas a fin de que éstos tomen, conforme a la Carta de las Naciones Unidas, las medidas que juzguen apropiadas para la prevención y la represión de actos de genocidio o de cualquiera de los otros actos enumerados en el artículo III.
Artículo IX
Las controversias entre las Partes contratantes, relativas a la interpretación, aplicación o ejecución de la presente Convención, incluso las relativas a la responsabilidad de un Estado en materia de genocidio o en materia de cualquiera de los otros actos enumerados en el artículo III, serán sometidas a la Corte Internacional de Justicia a petición de una de las Partes en la controversia.
Artículo X
La presente Convención, cuyos textos inglés, chino, español, francés y ruso serán igualmente auténticos, llevará la fecha de 9 de diciembre de 1948.
Artículo XI
La presente Convención estará abierta hasta el 31 de diciembre de 1949 a la firma de todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas y de todos los Estados no miembros a quienes la Asamblea General haya dirigido una invitación a este efecto.
La presente Convención será ratificada y los instrumentos de ratificación serán depositados en la Secretaría General de las Naciones Unidas.
A partir del 1.º de enero de 1950, será posible adherir a la presente Convención en nombre de todo Estado Miembro de las Naciones Unidas y de todo Estado no miembro que haya recibido la invitación arriba mencionada.
Los instrumentos de adhesión serán depositados en la Secretaría General de las Naciones Unidas.
Artículo XII
Toda Parte contratante podrá, en todo momento, por notificación dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, extender la aplicación de la presente Convención a todos los territorios o a uno cualquiera de los territorios de cuyas relaciones exteriores sea responsable.
Artículo XIII
En la fecha en que hayan sido depositados los veinte primeros instrumentos de ratificación o de adhesión, el Secretario General levantará un acta y transmitirá copia de dicha acta a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas y a los Estados no miembros a que se hace referencia en el artículo XI.
La presente Convención entrará en vigor el nonagésimo día después de la fecha en que se haga el depósito del vigésimo instrumento de ratificación o de adhesión.
Toda ratificación o adhesión efectuada posteriormente a la última fecha tendrá efecto el nonagésimo día después de la fecha en que se haga el depósito del instrumento de ratificación o de adhesión.
Artículo XIV
La presente Convención tendrá una duración de diez años a partir de su entrada en vigor.
Permanecerá después en vigor por un período de cinco años; y así sucesivamente, respecto de las Partes contratantes que no la hayan denunciado por lo menos seis meses antes de la expiración del plazo.
La denuncia se hará por notificación dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas.
Artículo XV
Si, como resultado de denuncias, el número de las Partes en la presente Convención se reduce a menos de dieciséis, la Convención cesará de estar en vigor a partir de la fecha en que la última de esas denuncias tenga efecto.
Artículo XVI
Una demanda de revisión de la presente Convención podrá ser formulada en cualquier tiempo por cualquiera de las Partes contratantes, por medio de notificación escrita dirigida al Secretario General.
La Asamblea General decidirá respecto a las medidas que deban tomarse, si hubiere lugar, respecto a tal demanda.
Artículo XVII
El Secretario General de las Naciones Unidas notificará a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas y a los Estados no miembros a que se hace referencia en el artículo XI:
- Las firmas, ratificaciones y adhesiones recibidas en aplicación del artículo XI;
- Las notificaciones recibidas en aplicación del artículo XII;
- La fecha en la que la presente Convención entrará en vigor en aplicación del artículo XIII;
- Las denuncias recibidas en aplicación del artículo XIV;
- La abrogación de la Convención, en aplicación del artículo XV;
- Las notificaciones recibidas en aplicación del artículo XVI.
Artículo XVIII
El original de la presente Convención será depositado en los archivos de las Naciones Unidas.
Una copia certificada será dirigida a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas y a los Estados no miembros a que se hace referencia en el artículo XI.
Artículo XIX
La presente Convención será registrada por el Secretario General de las Naciones Unidas en la fecha de su entrada en vigor.
Ya he apuntado que hay 5.000 militares yanquis, tropas especiales, participando en el crimen de genocidio que se comete contra el Pueblo de Gaza Palestina, el banquillo de los acusados en la CPI debería ser grande, muy grande, los que miran para otro lado saben que en 1988, cuarenta años después de la declaración aprobada en la ONU contra el genocidio, el régimen imperial añadió dos requisitos a la disposición del Código Penal estadounidense que “corrige” la definición de genocidio para en el caso de que se vean implicados sus militares, por un lado declarando que se debe probar que hay “intención”, y que “además sea sustancial”, quiere decirse que lo “juzgarán” según su “ley” hecha en desprecio del acuerdo internacional.
El senador que redactó y promulgó tamaña burla del Derecho fue… Joseph Biden. “Normal”, ¿verdad?.