Mi amor por ti, mi admirada y bendita Nicaragua, hace aflorar los sentimientos de mi corazón.
En veinte días, dos huracanes consecutivos, a tu pueblo le causaron dolor, llanto y luto, y destruyeron gran parte de tu infraestructura, pero no lograron destruir el corazón de un pueblo valiente, solidario y generoso, que tiene fe y canta alabanzas a Dios.
Ni la tristeza, ni el vacío que han dejado nuestros hermanos y hermanas que fallecieron, destruirán nuestro espíritu rebelde, que sabe luchar y vencer los infortunios, la historia patria está llena de páginas que confirman su gloria; por tanto, unidos frente a la adversidad, con nuestro trabajo de hormiguita, el pueblo reconstruirá a la Nación y emergerá de la desgracia, más vibrante, más fuerte, floreciente y esplendorosa.
Guardaremos el infortunio en lo profundo de nuestros corazones, para decir al mundo, aquí está Nicaragua, nuestra Nicaragüita, sencilla y tierna, de ambiente cálido y radiante sol, de un pueblo de poetas, amistoso, sincero, que nunca pierde la esperanza en Dios, y que pacientemente espera con los brazos abiertos la ayuda, la solidaridad generosa de los pueblos del mundo, que nos permitan reconstruir y gritar a todo pulmón: ¡Vivirás Nicaragua!
!Saldremos adelante con fe y esperanza!. !Vamos por más victorias!