Cada 19 de julio, un día de gloria
desde hace cuarenta y cinco años.
Ese día se alzó una Revolución
con fervor, sin engaños y hoy
sigue siendo un canto de esperanza,
un despertar sincero,
a partir de que el pueblo
decidió construir su propio sendero.
La paz, una conquista merecida,
un logro sin precedentes,
tejido con esfuerzo y anhelo de vivir mejor.
Proyectos sociales surgieron
y se siguen trabajando sin parar
como flores en nuestro “jardín”,
desarrollando calidad de vida creciente,
concretando un hoy y un futuro soñado.
La solidaridad, un insumo constante e indispensable,
como un sol que ilumina el camino,
y no declina, concretando sueños compartidos.
La cooperación genuina, la que nos guía siempre,
el pilar que sostiene este sueño desbordante.
El compromiso del pueblo, fuerte y decidido,
que construye avances en calidad de Vida
en esta nación renacida.
Disfrutamos la diversidad en la unidad,
una colorida pintura abierta,
donde cada quien aporta desde su SER siendo,
identificado con nuestro Proyecto de Nación.
La integración, un lazo de amor y compromiso,
abriendo puertas a nuevas Victorias,
hoy nos permite celebrar con orgullo y gratitud sincera,
cuarenta y cinco años de esta gesta heroica.
Miramos al futuro con esperanza,
sabiendo que unidas/os, nuestra fuerza
se profundiza, proyecta e impacta.
Porque en cada esfuerzo,
en cada acción de hermandad,
se forja un país de paz y calidad de Vida creciente.
Sigamos abriendo caminos hacia nuevas Victorias,
con la Revolución, como camino y horizonte.
En este 45 aniversario de nuestra Revolución Popular Sandinista,
celebremos la Paz, los avances logrados y la solidaridad sincera,
brindemos por la cooperación genuina y el esfuerzo tenaz,
por cuarenta y cinco años de una Gran Victoria Popular.