EN SU monografía Misiones Nicaragüenses en Archivos Españoles (México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1957, pp. 43-48), Carlos Molina Argüello (1921-1998) refirió el origen del vastísimo proyecto de investigación documental, concebido por el entonces jesuita Federico Argüello Solórzano (1914-2011).
Terminado de elaborarse en Granada, Nicaragua, el 14 de abril de 1950, su producto final consistía en la publicación de varias decenas de volúmenes titulados MONUMENTA NICARAGUAE HISTÓRICA.
El proyecto era un calco en la Monumenta Germaniae Historica, de Heinrich Friedrich Karl Reichsfreiherr von und zu Stein (1757-1831). Remontada a 1819, este modelo había llegado ––en palabras de Molina Argüello–– “a formar una escuela de método crítico y a constituir el eje central de la historiografía germánica, tal como la pretendemos entre nosotros” (p. 46).
Cinco grandes secciones, los mismos del modelo germánico, integraban la MONUMENTA NICARAGUAE HISTÓRICA: Scriptores (libros, párrafos o pasajes importantes relativos a la historia de Nicaragua); Leges (documentos jurídicos generales); Diplomata (cuyo contenido es obvio); Epistolae (correspondencia en general) y Antiquitates (otra edición gráfica: cartografía antigua, retratos de personalidades y localidades, dibujos, pinturas y esculturas relacionadas con los hechos históricos, así como fotografías de monumentos, sellos, escudos, monedas, etc.).
El proyecto se presentó en el Primer Congreso de Intelectuales Nicaragüenses (Managua, 14-17 de julio, 1950), celebrado en el Salón Rubén Darío del Palacio Nacional, con el auspicio del gobierno e inaugurado por el Presidente de la República General Anastasio Somoza García.
En esa convocatoria le fue otorgado el carácter de “obra de interés nacional”. Transcurridos siete años, Argüello Solórzano y Molina Argüello no habían obtenido suficientes documentos para dicho proyecto.
Por eso se proponían, en misión conjunta, “efectuar en 1957 una nueva visita a los archivos españoles y que ha de prolongarse por dos años al menos” (CMA: Misiones Nicaragüenses en Archivos Españoles, p. 46). Solo Molina Argüello se trasladó a Sevilla. Argüello Solórzano, si comenzó a escribir una proyectada Historia de la Iglesia en Centroamérica, no la concluyó, ni editó.
Al cabo de cinco años, en 1962, recurrieron al Banco Central de Nicaragua, cuyo presidente era Francisco Laínez, para obtener financiamiento. El BCN se comprometió a pagarles la suma de dos mil dólares mensuales para impulsar el proyecto que se había ampliado al área geográfica del antiguo Reino de Guatemala, denominándose MONUMENTA CENTROAMERICAE HISTÓRICA.
Tres años después (en 1965), aparecía el primer tomo que obtuvo buena recepción, al menos en el país. Al parecer, la obra ––subtitulada Colección de documentos y materiales para el estudio de la historia y de la vida de los pueblos de la América Central–– no tuvo ningún eco ni aprecio, en los restantes países del área.
En 1968 Argüello Solórzano recibió del BCN, para la impresión del tomo segundo un cheque por diez mil dólares. Nunca dio cuenta el beneficiario de la utilización de esa suma.
Fue hasta 1976 que Molina Argüello ––ocho años más tarde–– presentó al BCN el material del segundo y tercer tomo. Asimismo, comunicó desconocer el destino de los diez mil dólares entregados a Argüello Solórzano.
Era entonces presidente del BCN Roberto Íncer Barquero, quien ordenó el pago a Molina Argüello de dos mil dólares mensuales. Sin embargo, tras la caída de Anastasio Somoza Debayle, el BCN canceló dicho pago y no fue sino hasta en los primeros años del sexenio (1990-96) que el canciller Ernesto Leal reinició el financiamiento a Molina Argüello.
En 1995, mediante contrato GAL-CONT- / 63-95 firmado por el presidente del BCN José Evenor Taboada y Carlos Molina Argüello.
Este último cede al BCN los derechos de edición, distribución y comercialización de ONCE TOMOS, de aproximadamente mil páginas cada uno, “que comprenderá la documentación histórica de la legislación de Centroamérica en el siglo XVI”, bajo el título de MONUMENTA CENTROAMERICAE HISTÓRICA.
El BCN, a través de sus presidentes José Evenor Taboada y Noel Ramírez Sánchez, auspiciaron una segunda edición del tomo uno publicado en 1965 (y ahora modificado y enriquecido), terminada de salir a luz el 30 de mayo de 1997 en la imprenta Cromoarte de Sevilla.
En 1997, Emilio Álvarez Montalván ––canciller del gobierno de Arnoldo Alemán Lacayo–– continuó apoyando la ímproba labor de investigación de Molina Argüello, siendo el pago asignado para esa fecha de tres mil dólares mensuales. Debido a recorte presupuestario y a la ausencia de resultados, Álvarez Montalván canceló el referido pago.
El jueves 22 de enero de 1998 fallece en Sevilla Carlos Molina Argüello y muy pronto su viuda y heredera universal María Castillo Urbina informa verbalmente al BCN la existencia y el estado de la investigación.
En escritura pública del 22 de septiembre de 1999, ante un notario sevillano, Castillo Urbina se compromete a ceder al BCN los Derechos de Autor de los ONCE TOMOS y entregar para su impresión los tomos segundo, tercero y cuarto “a más tardar el 30 de diciembre”; y los tomos 5, 6, 7, 8, 9 y 11 los entregaría antes de septiembre del 2000.
Al momento de la aceptación el BCN pagaría a Castillo Urbina treinta y cinco mil dólares y, al hacer entrega, del tomo once, treinta mil dólares. También el BCN pagaría a Bibiano Torres Ramírez ––encargado de organizar y preparar el material para su impresión–– mil dólares al momento de la entrega de los tomos 2, 3 y 4 y dos mil por cada tomo hasta completar el once o undécimo.
El 24 de septiembre del mismo año el BCN expresa estar de acuerdo con todas y cada una de las cláusulas de la Cesión de Derechos de Autor otorgada por la señora María Castillo Urbina.
Además, canceló los honorarios del notario sevillano Victorino Margariños Blancos (110 mil pesetas) y negoció con la Litografía Sevillana la edición en once tomos de la obra MONUMENTA HISTORICAE CENTROAMERICANA por la cantidad de cuatro millones ochocientos treinta y seis mil pesetas a través de un contrato del 15 de diciembre de 1999.
El 2 de mayo de 2000 Noel Lacayo Barreto, asesor de la Biblioteca del BCN, recomienda efectuar una visita de cinco días a Sevilla para evaluar los documentos disponibles y definir el plan de impresión de la Litografía Sevillana.
El 8 de junio del mismo año la oficina de Almacén e Inventario del BCN entregó MIL SETECIENTOS ejemplares del tomo segundo (la edición constaba de DOS MIL).
Así se publicaron los tomos tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno y décimo (este se terminó de imprimir el 3 de febrero de 2003, ya durante el gobierno de Enrique Bolaños Geyer).
Pero el XI (undécimo) no pudo imprimirse por avería mecánica y otras circunstancias de la Litografía Sevillana, según Bibiano Torres.
Este remitió posteriormente el CD del tomo undécimo terminado de imprimirse en 3H Comercial de Managua, bajo la supervisión del suscrito, el 12 de octubre de 2004.
Pero en sus 1301 páginas contiene escasísimos documentos relacionados con Nicaragua. A saber: dos privilegios de armas (a Juan Téllez el 3 de abril de 1534 y a Miguel Jiménez Ferrer el 6 de mayo de 1566, ambos vecinos de la ciudad de León) y varias cédulas reales, entre ellas una del 31 de mayo de 1552, dirigida al Presidente y Audiencia de los Confines “para que hagan venir a estos reinos a Francisco de Gala, para que haga vida con su mujer”; y otras que ordenaban a la misma Audiencia enviar a la Casa de Contratación de Sevilla los bienes que habían quedado de los fallecidos en Nicaragua (Benito de Prado, Diego de Salto, Francisco de Arnau, Antón Ximénez y el clérigo Luis Alonso, poseedor de “hacienda, joyas, oro, plata, esclavos…”.
Finalmente, el 9 de septiembre de 2005 el gerente general del BCN José de Jesús Rojas Rodríguez firmó contrato con Carlos Alemán Ocampo, representante legal de Bibiano Torrez, para la edición del tomo XII (decimosegundo) de la MONUMENTA HISTORICAE CENTROAMERICANA por el valor de tres mil dólares americanos, suma que sería cancelada “contraentrega del tomo XII del libro, a entera satisfacción del Banco”.
Dicho tomo debería estar entregado dentro de “un periodo de ocho meses a partir del día 20 de septiembre del año 2005”. Pero nunca existió y el BCN no realizó ninguna acción legal contra el contratista “por omisión o inobservancia del presente contrato”.
En resumen, superando en rigor científico obras precedentes en Centroamérica, la MONUMENTA ha sido hasta hoy la obra impresa más importante auspiciada por el BCN. Sin embargo, resultó un logro trunco.
Apenas dio a luz la parte correspondiente al siglo XVI de las leyes de indias, destinadas al control administrativo del antiguo Reino de Guatemala y durante sus primeros setenta y tantos años.