La tarea de transformar la realidad conlleva la concentración del mundo en una concepción íntima que da la personalidad a los individuos, personalidad que les hace destacarse.
Son quienes transforman, y esos guardan la experiencia adquirida, conocimientos proyectores de ideas, lo que caracteriza al ser humano, experiencias e ideas para aplicarse de nuevo a la realidad.
Una herramienta fundamental para acometer esas tareas es la alfabetización, su resultado hace crecer el entendimiento, la sabiduría y la conciencia con las que se actuará en la vida.
Por eso, quienes roban la posibilidad de aprendizaje a un pueblo buscan únicamente, como decían los maestros Marx y Engels, “hundirlo en una situación cada vez menos humana”.
La Revolución nicaragüense tiene entre sus objetivos hacer crecer el conocimiento y desarrollarlo con la acción de pensar.
La educación revolucionaria nos prepara, a la sociedad en conjunto, para enterrar el sistema esclavizante.
Con la alfabetización se lleva al pueblo a leer, a entender y desarrollar la capacidad de razonar, de discernir, a juzgar lo particular y darse cuenta de lo general, lo concreto y lo abstracto, lo de si mismo y lo de la comunidad, se lleva al pueblo a estimar lo que hace crecer humanamente.
No es eso para lo que te dispone el neoliberalismo – capitalismo, la experiencia histórica nos muestra que impone aceleradamente el abandono de la educación del pueblo, o, que la arruina convirtiéndola en “enseñanza basura”.
El liberalismo reduce de manera drástica, o corta de un tajo, el acceso del pueblo al aprendizaje, a la humanización, a la capacidad de pensar, con lo que trata de hundir a la clase trabajadora “en una situación cada vez menos humana”, resultándole más fácil esclavizarla.
Pongamos atención a la Nicaragua en Revolución Sandinista, el día 23 de marzo se conmemoraba el 43 aniversario de la Cruzada Nacional de Alfabetización, y se hacía de forma ejemplar: se premiaba a las y los estudiantes, y a las y los docentes, que en cada nivel de estudio – trabajo habían destacado en 2022.
Los dos grupos habían llegado a Managua viajando desde todos los ángulos de la nación soberana.
El Presidente Daniel Ortega felicitaba a alumnado y enseñantes del país por su magnífica labor transformadora.
Recordó las grandísimas dificultades del primer momento y a quienes dieron su vida por alfabetizar, el primero fue Giorgino Andrade de otros muchos que cayeron en manos de los terroristas de la burguesía protegida por el imperio.
La Cruzada Nacional de Alfabetización empleó a 96.000 brigadistas que viviendo las condiciones de cada rincón poblado de Nicaragua alzaron al pueblo y sorprendieron al mundo con su triunfo.
El Presidente Ortega declaró cómo la enseñanza llega hoy a todos los rincones, se emplea en todos los niveles, de persona a persona hasta conducirse con las nuevas tecnologías.
Ahora es una tarea de toda la ciudadanía cuidar el aprendizaje, el crecimiento cultural, enriquecer la capacidad de comprensión y la creatividad como aportación personal a la sociedad.
Fue tras el triunfo electoral del FSLN en el 2007 cuando éste retoma la lucha contra el analfabetismo, plaga que con pobreza y hambre para el pueblo, el gobierno proimperial había hecho crecer hasta el 22,9 %.
La nueva campaña contra el analfabetismo, como reconocimiento a Cuba por su solidaridad en la lucha contra el analfabetismo y las demás plagas sociales, se tituló “De Martí a Fidel”, consiguiendo sus objetivos en el 2009.
Desde entonces han llovido los reconocimientos internacionales por tan ejemplar tarea realizada.
Se observa el éxito pues la alfabetización ha producido cambios en las necesidades de la persona y de la sociedad en su conjunto.
El aprendizaje ha ampliado la libertad y su desarrollo en la clase trabajadora, se ha convertido en conciencia del lugar que ocupa en el camino que lleva al cambio social.
Podríamos decir que la alfabetización ha sido y es, como alguien ha declarado, mucho más que un asunto de justicia con la persona.
El trabajo revolucionario ha dado como fruto una organización social que toda ella es enseñante, una organización social más unida, capaz de ponerse a resolver obstáculos de clase y de género, de asegurar bienes sociales como alimentación, salud, energía,… y tomar posición independiente y soberana junto al nuevo mundo multipolar que viene.