Hoy más que nunca

Hoy más que nunca la militancia revolucionaria debe mantenerse hermanada, cohesionada en un solo sentir. Cada día debemos de reforzar nuestros conocimientos de la historia para observar como el germen del imperialismo ha mutado, como monstruo cada vez más feroz, tratando de arrebatarnos nuestras conquistas revolucionarias, progresistas.

La injerencia del imperialismo es latente, en cada orden ejecutiva de sus gobiernos, llámense gobierno norteamericano o gobiernos europeos. Aquí, los revolucionarios, los nicaragüenses no nos doblegamos, sino que nos fortalecemos en amor, dignidad y unidad. Es eso, lo que cada día nos muestran el Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo con sus palabras y acciones.

El ataque del imperio contra nuestros líderes no es nada nuevo. A como tampoco es nuevo que haya malos hijos, vende patria, alacranes capaces de devorar el caparazón de sus madres y después de todo erigirse como salvadores del pueblo.

Es necesario tomar en cuenta que cuando el imperialismo, el poscolonialismo (estructuras que creen que les pertenecemos) ataca, es porque los revolucionarios estamos haciendo las cosas bien. Todo lo bueno para el pueblo al imperialismo, a la oligarquía le produce alergia y no le deja dormir. El sueño es para los justos y la justicia es revolucionaria.

¿Quién se atrevió a hablar de soledad?

¿Quién dijo que estas sola, alma, patria mía?
A la par tuya hay un pueblo que camina en mar de amor,
cual hijo tras su madre dando sus primeros pasos y luego corriendo juntos.
Aprendimos de la mano, que la vida se construye en la horizontal de los caminos
y que la espiral de conocimiento generacional, esa que vos nos das,
se hace cada día más grande, como el amor entre los universos.

¿Quién dijo que estás sola?
El imperio, el infame agresor,
el odioso monstruo apocalíptico,
ese que fue derrotado en el principio de los tiempos por la luz.
Habría que recordarle al imperio
(cuerpo inerte, cantor de alabanzas a la muerte)

que ese haz de luz del principio es el que ha guiado nuestros pasos,
desterrando al odio, al tirano, al dictador, al imperio y al imperialismo mismo,
en cualquiera de sus formas.

¡Quien pensó que estabas sola!
no nos conoce, no conoce del amor,
no conoce de tu pueblo, que te ama y te respeta.

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