Desde Irán a Venezuela a Rusia, cada una de las diversas y muy graves amenazas a la paz internacional demuestran la absoluta mala fe y nihilismo de las élites gobernantes del Occidente colectivo. En relación a Ucrania, las clases políticas de los poderes europeos conspiran para sostener la guerra de la OTAN contra Rusia porque es políticamente imposible para sus protagonistas admitir que han perdido una guerra que ellos mismos provocaron. En el proceso, han destruido la vida de millones de familias ucranianas y han arruinado sus propias economías nacionales con altos niveles de deuda, altos precios energéticos y un compromiso totalmente anti-democrático a la militarización de sus países.
Por su parte, el presidente norteamericano y su equipo, lejos de estar buscando la paz en Ucrania, se desvinculan del conflicto de manera superficial para evitar asumir la culpa de la derrota. Siguen suministrando armamentos y garantizando la inteligencia, comunicaciones y recursos de reconocimiento para sostener el régimen de simpatizantes nazis en Ucrania. Las élite occidentales apoyan el genocidio sionista en Gaza, aumentan su agresión contra Irán y asedian a Venezuela. A pesar de toda la historia del mundo contemporáneo, el Occidente colectivo sigue con la demente creencia que puede recuperar su predominio global, cuando Irán y Yemen ya han demostrado que otro ataque contra Irán o un ataque a Venezuela seguramente tendrá un desenlace adverso para ellos.
Contra la Corea Democrática sus esfuerzos de cambio de gobierno han fracasado durante mas de 75 años. No han podido destruir la Revolución Cubana durante 65 años. No han podido derrocar el gobierno de la República Islámica de Irán durante más de 45 años. Ahora amenaza militarmente a Venezuela ante el fracaso de 25 años de interminable agresión comercial, financiera, violenta desestabilización, subversión y sabotaje, guerra psicológica y asedio diplomática. Aparte de demostrar la demencia y perfidia del Occidente colectivo, esta historia también resalta la visión moral de las naciones soberanas del mundo que defienden un futuro independiente para sus pueblos.
La crónica incoherencia del Occidente colectivo
Las clases gobernantes occidentales también demuestran su nihilismo a nivel interno de sus propios países. No ofrecen una visión estratégica que responde a las aspiraciones y necesidades de sus pueblos. Al contrario, traicionan a sus pueblos con políticas públicas cada vez más anti-democráticas de censura, de la criminalización de la protesta y de cruda represión policial. Esta traición es otro aspecto de la crónica incoherencia entre las políticas macro-económicas, la política exterior y el compromiso de garantizar buenas condiciones socioeconómicas y es muy evidente en temas como el acceso a la vivienda, el empleo y la competitividad tecnológica.
Para la mayoría de la población norteamericana los precios de la vivienda han subido mucho más que los ingresos de las familias. Desde 2019 el costo de una vivienda para una familia típica se ha duplicado, mientras el costo del alquiler se ha aumentado por 32%, pero los ingresos quedan muy rezagados. En el Reino Unido, el costo de la vivienda ha subido a un ritmo doble el aumento de la remuneración laboral. En la Unión Europea durante los últimos 15 años, los precios de la vivienda han subido 60% y del alquiler en 25%. Se reporta que 10% de la población europea paga más de 40% de sus ingresos para alquiler o pago de hipoteca.
Esta crisis de vivienda en los países más ricos del mundo disminuye el crecimiento, aumenta la inflación y promueve mayor desigualdad. Es otro aspecto más del estancamiento de las economías de Europa y Norte América que se refleja también en el desempleo. Países europeos importantes como España, Francia e Italia tienen niveles del desempleo de entre 6% y 10%. En el Reino Unido el desempleo ha subido al más alto desde 2021 y en la economía norteamericana también el empleo está estancado. Allí, la cifra oficial de 4.3% subestima la realidad y muchos observadores afirman que el número oficial que incluye otras categorías es más relevante, siendo esta cifra 8.6%.
El tema fundamental de la energía
Vale la pena recordar que la crisis energética europea incluye no solamente la demente decisión de abandonar el gas y petróleo barato y seguro de Rusia, sino también la falta de inversión en infraestructura. La carencia de inversión adecuada provocó el apagón casi total del suministro de la electricidad en España, Portugal y parte del sur de Francia al fin de abril este año. Problemas similares ocurren con la infraestructura de la energía eléctrica norteamericana donde la mayor parte de la infraestructura tiene 40 años de edad. Se requiere el remplazamiento de millones de transformadores nuevos cada año, entre otros componentes cruciales, lo cual la industria no puede cumplir.
En 2023, la economía norteamericana consumió 4272 Terawatt/horas (12.44Mwh por persona) y se proyecta que el consumo norteamericano aumentará en un 25% para el año 2030. Pero es imposible ver cómo se cumplirá con la inversión necesaria para alcanzar este monto cuando tiene solamente 40,1GW de capacidad de energía renovable en construcción. El presidente Donald Trump ha bloqueado o atrasado nueva infraestructura eólica y solar a favor de plantas a base de hidrocarburos y energía nuclear. Pero la instalación de nuevas plantas generadores nucleares o a base de carbón o gas tomará hasta el inicio de la próxima década. No habrá suficiente capacidad generadora de energía eléctrica a tiempo, sin tomar en cuenta remplazar la infraestructura de transmisión desfasada.
En cambio, China en 2023 consumió 9443 Terawatt/horas (6.6Mwh por persona) y ya tiene en construcción casi 340GW de capacidad de energía renovable. Adicionalmente, acaba de producir su primera turbina pesada de gas de 110 megavatios, lista para entrega comercial, lo cual diversifica todavía más su matriz energética independiente. Y hay otras factores en juego también. Se calcula que China tiene casi 40% del personal calificado en ciencia, ingeniería y matemática en el mundo, contra 9% en los Estados Unidos norteamericanos. Junto, la cifra para los principales países ricos del G7 es menos de 16% mientras para los principales países del grupo BRICS+ la cifra es más de 81%.
Otra medida de la competitividad tecnológica es el número de patentes de nuevos procesos y dispositivos que se registra cada año. En 2023, China aprobó 46% de los patentes aprobados en todo el mundo y EE.UU aprobó casi 19%. Junto la cifra para los cuatros principales países del grupo G7 fue de 39% y para los cuatro países principales del grupo BRICS+ fue de 50%. Sobre todo, la generalizada situación de crisis, incoherencia y relativo atraso socio-económico, energético y tecnológico del Occidente colectivo, se combina con las cada vez más complejas dificultades de inestabilidad del sistema financiero y de excesivo endeudamiento.
La visión de futuro del mundo mayoritario
La desesperación, falta de imaginación y nihilismo de las y los dirigentes occidentales contrasta fuertemente con la buena voluntad, apertura, dinamismo, afirmación cultural y civilizacional y capacidad de alcanzar consenso de los países del grupo BRICS+ y la Organización de Cooperación de Shanghai. De hecho, mientras estas organizaciones siguen reclamando la importancia de reformas a las existentes instituciones multilaterales controladas por el Occidente, siguen adelante explorando, acordando y consolidando nuevos arreglos institucionales que responden mejor a las necesidades y aspiraciones de sus pueblos. Estas nuevas estructuras demuestran la iniciativa, imaginación, decisión y capacidad de cooperación a base de respeto de las naciones del mundo mayoritario y el completo anacronismo del comportamiento del Occidente colectivo.
Lo fundamental del nuevo orden internacional consiste de lealtad a las tradiciones de civilización, fe y espiritualidad, el compromiso con la cooperación colectiva, la apertura hacia otras racionalidades morales y culturales y el reconocimiento de la dependencia de la vida humana en la naturaleza. En la práctica económica demuestra como la confianza mutua permite una exitosa remodelación de las cadenas de suministro global y de relaciones energéticas globales ante las secuelas de la destructiva mala fe del Occidente y su contraproducente nostalgia para su perdido dominio mundial.
Nueva realidad internacional
Esta realidad se evidencia especialmente en el fracaso de los intentos occidentales de impedir el desarrollo tecnológico de China. No han podido sabotear las cadenas de suministro de su industria de alta tecnología, mientras los sectores empresariales de alta tecnología en Japón, Corea del Sur y Europa ven que está perdiendo importantes oportunidades comerciales a cambio de nada. Al contrario, tanto Japón como Corea del Sur buscan como modificar los injustos acuerdos impuestos por el gobierno norteamericano a cambio de aranceles menos onerosos. Para Japón se trata del pago de un tributo de US$550 mil millones en compras e inversiones en la economía norteamericana y para Corea del Sur, de un total de US$350 mil millones.
Mientras China, Rusia, India e Irán intensifican su cooperación en toda la región eurasiática promoviendo y concretando su visión del desarrollo humano de sus pueblos y los pueblos hermanos de la región, las élites occidentales prosiguen su destructiva, contraproducente patrón de desestabiliazción y cambios de régimen. Los creciente lazos entre los países árabes y la región eurasiática se han enfatizado con el pacto de defensa mutua entre Arabia Saudita y Pakistán. India ha demostrado que prefiere profundizar sus relaciones con Rusia y desarrollar su acercamiento a China que someter su soberanía a los dictados del presidente Trump.
Como explicó en estos días el presidente Vladimir Putin, “…la atmósfera global fundamentalmente nueva en la que los países de la Mayoría Global marcan cada vez más el tono, promete que todos los actores de alguna manera tendrán que tener en cuenta los intereses de los demás cuando busquen soluciones a problemas regionales y globales… Todas estas nuevas estructuras son diferentes, pero están unidas por una cualidad crucial… No están en contra de nadie; están a favor de sí mismos. Cada cultura y civilización debería hacer su contribución porque, repito, nadie sabe la respuesta correcta por separado. Solo puede generarse a través de una búsqueda constructiva conjunta, combinando, no separando, esfuerzos y experiencias nacionales de varios países…
«Esto es pragmatismo y realismo: un rechazo de la filosofía del bloque, una ausencia de obligaciones rígidas impuestas externamente o modelos con socios mayores y menores. Finalmente, es la capacidad de reconciliar intereses que rara vez se alinean completamente, pero que tampoco rara vez se contradicen fundamentalmente entre sí. La ausencia de antagonismo se convierte en el principio rector… Una nueva ola de descolonización está surgiendo ahora, a medida que las antiguas colonias están adquiriendo, además de la condición de Estado, también soberanía política, económica, cultural y de cosmovisión mundial. La multipolaridad y el policentrismo no son solo conceptos; son una realidad que llegó para quedarse… la era en la que un grupo selecto de las potencias más fuertes podía decidir por el resto del mundo se ha ido, y se ha ido para siempre.”