La realineación de las relaciones internacionales se acelera de una manera proporcional al aumento de la desesperación de las élites gobernantes occidentales. Aunque las falsas creencias de la superioridad militar y económica del Occidente colectivo parecen predominar todavía en sus círculos del poder político, poco a poco la realidad se está imponiendo. Está claro que el Occidente colectivo no va a poder derrotar militarmente a Rusia y que sus economías no pueden competir económicamente con China. En su política doméstica, los ataques de las élites gobernantes occidentales contra sus propias poblaciones se intensifican por medio de mayor represión económica neoliberal y de mayor censura y supresión de la legítima protesta.
La guerra arancelaria declarada por el Presidente Donald Trump se ha mutado de ser principalmente una tendenciosa y controvertida política comercial a ser otra siniestra campaña de medidas coercitivas unilaterales. La aplicación de punitivos aranceles contra Brasil, la India y Sudáfrica obedece abiertamente al crudo revanchismo geopolítico característico de la diplomacia yanqui de “haz lo que queremos o ya verás…”. De manera muy previsible, la agresiva política comercial norteamericana hacia estos países ha resultado ser altamente contraproducente.
Se ha reforzado la relación estratégica de la India con Rusia y ahora hay mayor impulso a una mejora en las relaciones de India con China. El gobierno del Primer Ministro de la India, Narendra Modi, ha cancelado una visita a Washington de su Ministro de Defensa y han abandonado la idea de comprar los aviones de combate F-35 norteamericanos que se había estado negociando. Al fin de este mes el Primer Ministro Modi visitará a Tianjin en China para participar en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai y es probable que durante su visita tendrá una reunión bilateral con el Presidente Xi Jinping.
En el caso de los aranceles impuestos sobre las exportaciones de Brasil por el gobierno del presidente Donald Trump, el presidente Lula da Silva los ha llamado un chantaje, afirmando que”»No necesitamos un emperador, somos países soberanos». El pretexto principal de los altos aranceles impuestos sobre los productos de Brasil es que el presidente Trump considera injusto el proceso judicial contra el político opositor y ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. De todos modos, el programa de aranceles incluye exoneraciones para casi 700 de los 4000 productos brasileños que se destinan al mercado norteamericano que son 12% de las exportaciones totales de la economía nacional.
Es probable que Sudáfrica también se defenderá contra los aranceles de 30% aplicados a sus exportaciones al mercado norteamericano. Se espera un significativo aumento en el intercambio comercial de las economías de, Brasil, India y Sudáfrica con los otros dos miembros fundadores del grupo BRICS+, China y Rusia. Así que el abandono de parte de las élites norteamericanas del marco normativo de la Organización Mundial de Comercio choca contra la decidida determinación política y la capacidad económica de las economías principales del mundo mayoritario para defenderse.
A nivel de la economía norteamericana, la agencia Reuters reportó a inicios de este mes que el sector de las manufacturas, un poco más de 10% de la economía nacional, se contrajo en julio por el quinto mes consecutivo y el empleo del sector cayó al nivel más bajo en cinco años. Los aranceles aplicados a las importaciones han elevado los precios de las materias primas importadas que se requieren para la actividad manufacturera. La fragilidad de la economía norteamericana es evidente del hecho que la alta valoración de sus bolsas de valores depende de solo siete empresas tecnológicas y la evidente burbuja de la Inteligencia Artificial. Se ha reportado que más de 50% de las empresas norteamericanas de mayor valor reportan un declive significativo en sus ganancias este año y la tercera parte de las ganancias reportadas corresponden a solo diez de esas empresas.
La subyacente debilidad productiva de la economía norteamericana afecta también a países aliados. El Wall Street Journal reporta que, igual que el sector norteamericano fabricante de automóviles, sus competidores en Japón, Corea del Sur y Europa tomarán años para reorganizar sus cadenas de suministro para adaptarse a las nuevas realidades del comercio internacional y la creciente demanda para vehículos eléctricos. En 2025, el promedio del declive en las ganancias de los 10 fabricantes más grandes a nivel mundial será de un 25%. Toyota anticipa un declive en sus ganancias de de 44%. El impacto de esta amplia incertidumbre comercial provoca inestabilidad política para los gobiernos de países que promueven estrechas relaciones con el gobierno norteamericano.
Los principales protagonistas del intercambio comercial global ahora dan menos importancia a la eficiencia de sus cadenas de suministro y tienden a priorizar consideraciones geoestratégicas. Estos nuevos patrones de fragmentación en la economía internacional se deben al rechazo de parte de las élites gobernantes occidentales de negociar de manera pacífica un nuevo arreglo del poder mundial entre ellas mismas y los gobiernos de los grandes poderes del mundo mayoritario. Países como Brasil, India y Sudáfrica que antes actuaban para mantener abierta la opción de sostener mejores relaciones con el gobierno norteamericano ahora ponen más énfasis en la defensa de su soberanía.
En el caso de Europa el reciente humillante acuerdo entre la jefatura de la Unión Europea y el gobierno de Donald Trump impone términos comerciales altamente desfavorables para la economía europea. El acuerdo rinde nula la afirmación de la UE de ser un tercer polo independiente de poder global, porque esencialmente ha cedido su soberanía a los EE.UU. Una implicación más profunda de esto es que la aguda guerra de clase por las élites gobernantes estadounidenses contra su propia población será reflejado cada vez más también en las políticas domésticas de las élites gobernantes europeas. La decisión de los gobiernos de los países de la OTAN de asignar a gastos militares 5% de sus respectivos Producto Interno Bruto implica todavía mayor aplicación de las destructivas políticas neoliberales que han perjudicado el capital humano de sus pueblos progresivamente durante casi 20 años desde el colapso financiero de 2008-2009.
La agencia Tass reporta estimaciones por las autoridades rusos que las perdidas en la economía europea por motivo de sus medidas coercitivas contra Rusia podrían sumar a un millón de millones de dólares. En 2014 el intercambio comercial entre Rusia y Europa fue más de US$400 mil millones, ahora ha caído a alrededor de US$60 mil millones. Europa sigue comprando petróleo y gas ruso, pero por medio de terceros países. Esta demente política implica un costo de energía 4 o 5 veces mayor que si se comprara los hidrocarburos directamente de Rusia y explica porque el costo de la energía eléctrica en Europa se ha aumentado entre 2 y 3 veces, provocando significativas cierres de empresas y mayor inflación de precios.
En el caso de la economía norteamericana, últimamente, se reporta que para una familia típica de bajos ingresos en una ciudad como Nueva York, el costo de la vida ha subido más de 130% mientras sus ingresos han subido solamente 75%. A la misma vez, los servicios públicos y subsidios que complementan los gastos de salud o de alimentación de las familias norteamericanas sufren constantes recortes. De hecho, el crecimiento de la economía norteamericana queda en menos de 2% en relación al año pasado, el crecimiento del empleo se ha estancado y la inflación sigue por encima del nivel proyectado por el banco central del país, La Reserva Federal.
A nivel global, la fragmentación y el impacto de la incertidumbre en el comercio internacional implican menos incentivos para la inversión y mayor presión inflacionaria en las economías de los países occidentales. El desafío para las economías norteamericanas y europeas es cómo van a poder promover mayor resiliencia por medio de la consolidación de sus cadenas de suministro y mayor innovación tecnológica para quedar competitiva. En cambio, la planificación de los países eurasiáticos proyecta robustos niveles de inversión en casi todos los sectores de la actividad económica. El programa de China y sus países socios de la Iniciativa de la Franja y Ruta avanza significativamente con un nivel récord de inversión en el primer semestre de este año alcanzando US$124 mil millones.
La economía rusa prospera y, a pesar de ser víctima de más de 30,000 medidas de coerción unilateral de parte del gobierno norteamericano y sus aliados, ha aumentado 1.5 veces su comercio con el mundo mayoritario. Las empresas occidentales que salieron de Rusia en 2022 perdieron como resultado casi US$110 mil millones y ahora en gran parte han sido remplazados por sus competidores asiáticos. Empresas de aliados norteamericanos como Japón y Corea del Sur como Toyota, Hyundai y Kia ahora negocian los términos de su posible regreso al mercado ruso.
Una realidad fundamental desde 2022 ha sido la creciente autosuficiencia comercial de Rusia y China relativa a las economías occidentales. Éstas siguen dependientes de China como proveedor, mientras China ha diversificado sus mercados precisamente para no depender de sus exportaciones al Occidente. Otro ejemplo de la frustración del poder político-económico norteamericano ha sido el fracaso del intento de la empresa estadounidense Blackrock de apoderarse de dos puertos marítimos claves en Panamá, como parte de la propuesta compra de 43 puertos, propiedad de la empresa de Hong Kong, C. K. Hutchinson.
El riesgo para el comercio china de esta transacción activó una intervención de parte del gobierno de China basado en posibles violaciones de la legislación comercial china contra los monopolios. Ahora, se espera que la enorme compañía portuaria marítima Cosco de China participe en la transacción para garantizar la defensa de los intereses comerciales chinos contra la manipulación desleal del gobierno norteamericano por medio de Blackrock. La defensa por la República Popular China de esta manera de sus legítimos intereses comerciales contrasta fuertemente con la rendición de la Unión Europea de su soberanía ante el brutal gangsterismo de Donald Trump.
Durante ochenta años el neocolonialismo fascista norteamericano y europeo ha sido la expresión más sofisticada del crimen organizado en la historia. Ahora, sus países sostienen sus políticas de agresión alrededor del mundo a la vez que se autolesionan en su desesperación de frenar el declive de su poder e influencia internacional. Finalmente, los países líderes del mundo mayoritario tienen la fuerza militar, el poder económico y, lo más fundamental, la dignidad para defender su soberanía, aunque el genocidio en Gaza demuestra que todavía hace falta vencer de una vez por todo el actual fascismo occidental, heredero del legado del colonialismo que aterrorizó el mundo entero durante siglos.