Lo que pasa con este cura Álvarez es que tiene una vocación de protagonismo de querer estar siempre en los escenarios, en las noticias.
Que lo entrevisten y su actitud no es más que una actitud provocadora y es grave porque nuevamente está incitando a la violencia, al desorden a las personas y él ya lo hizo en 2018.
Recordemos que él dirigió junto con otros curas, el fallido golpe que provocó tanto dolor y llanto en Nicaragua.
Dirigió el golpe y sobre su cabeza se derrama la sangre de los nicaragüenses, de los policías y de los sandinistas que fueron asesinados por su incitación a la violencia y por su llamado político, porque su actitud es y ha sido eminentemente política y falaz.
Se hace creer el líder político y es prepotente, soberbio. Pero además es perverso, manipulador y oportunista. Quiere imponer su palabra como verdad.
Haciendo política sin asumir los riesgos de la política. Por tipos como él, la iglesia está perdiendo sus feligreses y se está quedando sola. Con iglesias vacías.
En Canadá, los curas ya están vendiendo los templos e iglesias, para pagar la pedofilia que cometieron con niños y con niñas. Y aquí en Nicaragua ya se encarceló a un cura violador.
Este Señor Álvarez debe quedar claro que él no está por encima de la ley y con sus actitudes ha hecho que se le pierda el respeto y se le trate como a un político cualquiera.
Todo ese show de hoy en Matagalpa, de arrodillarse, de clamar con los brazos abiertos, es todo un show mediático.
Que no es más que fruto de su personalidad, que pretende llamar la atención de todas formas, tal vez por su pequeña estatura física y moral y su complejo de inferioridad. Trata de salir de ese complejo a través de sus actitudes.
Pero además encierra maldad y odio en su corazón. Cuando se oye hablar, demuestra que es un hombre amargado, que está envenenado contra los que cree que son sus enemigos.
Pero hay que decirlo, este hombre no está por encima de la ley, su sotana no le da impunidad y además no tiene ninguna moral ni autoridad para reclamar, porque él y otros curas son responsables de delitos.
Hay que recordar que los curas también participaron en el golpe fueron amnistiados y en la amnistía estaba la no repetición. Así es que el pueblo de Nicaragua debe estar claro de la actitud de este señor.
La jerarquía católica debe llamarlo al orden, porque lo que está haciendo es transformando nuevamente la iglesia en cuarteles donde se guardaban las armas y donde se planeaba la violencia contra la institucionalidad.
Eran cuevas de delincuentes y asesinos. Los nicaragüenses debemos de señalar con el dedo acusador y rechazar a este tipo de curas como Álvarez que no quieren la paz.
Que no quieren la armonía entre los nicaragüenses y que con sus homilías y declaraciones siembran el odio y pretenden volver a Nicaragua situaciones de violencia y odio que ya no queremos vivir.
Mi condena total a la actitud de este hombre porque no es sacerdote, mi condena contra este político, que lo que quiere es revivir los escenarios del 2018. Gracias a Dios, el pueblo de Nicaragua no lo va a permitir.