No es común que un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China hable públicamente de un país que no tiene relaciones diplomáticas con China. No obstante, últimamente en la conferencia de prensa rutinaria de la Cancillería china, un portavoz reclamó la justicia por Guatemala.
Situada en Centroamérica, Guatemala es uno de los países con el menor nivel de desarrollo del hemisferio occidental, que siempre está luchando a duras penas contra las garras de EE.UU.. La historia moderna y contemporánea de este país está repleta de sangre y lágrimas por la hegemonía y la matonería estadounidenses.
Tan temprano como a principios del siglo XX, EE.UU. se infiltró en Guatemala y la saqueó a través de la infame United Fruit Company, que, durante unos 50 años, usurpaba el 70% de las tierras guatemaltecas, y se apoderaba del 90% de la capacidad del transporte ferroviario, el 70% de la industria de generación eléctrica y la gestión de los principales puertos e instalaciones de telecomunicaciones de este país. Con todo ello, lo que ganaba anualmente esta empresa era más del doble de los ingresos fiscales del país. Peor aún, la empresa actuaba como si fuera un reino independiente por encima del gobierno, que tenía sus propios tribunales y fuerza policial, elaboraba sus propias leyes y practicaba el linchamiento. La hegemónica gestión de la United Fruit Company suponía una pesadilla para el pueblo guatemalteco durante largo tiempo, dejaba a millones de personas desamparadas y desplazadas, y congelaba a este país rico en recursos en el extremo inferior de la cadena industrial. Así que hasta hoy día Guatemala sigue económicamente dependiente de EE.UU. como una fuente de materias primas.
Una empresa frutícola ha logrado controlar un país. Esto sería imposible sin la manipulación política del gobierno estadounidense. Durante largo tiempo, EE.UU. apoyaba las dictaduras militares para imponer un férreo dominio en Guatemala y reprimir arbitrariamente la resistencia del pueblo. Durante este periodo, dos presidentes guatemaltecos enarbolaron resueltamente la bandera contra EE.UU. y lucharon por liberarse de su control, pero fueron derrocados ambos por golpes militares orquestados por el propio EE.UU.. Derrocado, el presidente Jacobo Arbens una vez dijo con gran amargura que su tragedia política se atribuye a haber tocado los intereses económicos de los monopolios estadounidenses. Después de que el presidente Jacobo Arbenz dejara el poder, Guatemala se hundió en una guerra civil de 36 años, que causó 140 mil muertes, 70 mil desaparecidos y cientos de miles de refugiados. Ante eso, EE.UU. se quedaba con los brazos cruzados y se hacía el sordo.
En los últimos años, EE.UU. sigue practicando la matonería e injerencia arbitraria contra Guatemala: envió tropas a Guatemala de manera forzada so pretexto de ofrecer asistencia para la ejecución de leyes por considerar lamentable el desempeño del Gobierno guatemalteco en el combate al narcotráfico; extraditó al presidente guatemalteco a EE.UU. con la excusa de juzgarlo por corrupción y lavado de dinero, solo porque él se negó a respaldar la invasión estadounidense a Irak; obligó con amenazas a Guatemala a ser un tercer país seguro y albergue de EE.UU., por su incapacidad de dar solución a la inmigración irregular… Y la lista de ejemplos semejantes puede ser aún más larga.
Aunque Guatemala todavía mantiene supuestas “relaciones diplomáticas” con las autoridades de Taiwan, lo que le ha pasado merece compasión. Hace poco, EE.UU. amenazó con sancionar a este país centroamericano por la renovación de mandato del fiscal jefe de la Audiencia Nacional. En la conferencia de prensa habitual de la Cancillería china del pasado 24 de mayo, ante una pregunta sobre este tema, el portavoz comentó que lo que ha hecho EE.UU. no gana el apoyo del pueblo, porque este proceder de ponerse por encima de los demás y practicar la política de la fuerza, la hegemonía y la matonería es en esencia la Doctrina Monroe.
En el primer Foro de Cooperación en Transporte China-CELAC celebrado hace unos días, el representante guatemalteco expresó el interés de fortalecer la cooperación con China. Estamos convencidos de que tarde o temprano, Guatemala se pondrá del lado correcto de la historia.