Los registros de homicidios demuestran que la violencia no da tregua a los salvadoreños. La cifra de muertes violentas durante los primeros dos meses de este año supera los mil 400 casos.
Lo anterior se traduce a que cada 60 minutos, una persona ha muerto de forma violenta en El Salvador durante enero y febrero.
Sólo en los últimos cuatro días de febrero se registraron casi cien homicidios.
Las estadísticas indican que el viernes hubo 18 asesinatos, el sábado fueron 39, el domingo 18 y hasta ayer al mediodía se informaba de 11 más.
Entre las víctimas del fin de semana y ayer se encuentran tres agentes policiales, la madre de un policía, el hermano de un subinspector, y el hijo de una cocinera de la Delegación de Santa Tecla, según fuentes policiales y fiscales.
Esta última víctima había desaparecido la semana pasada, su cadáver fue encontrado el sábado anterior en una casa de la colonia Don Bosco, en el barrio Santa Anita, pero sus familiares lo identificaron hasta ayer al mediodía en la morgue del Instituto de Medicina Legal (IML).
La frecuencia de asesinatos en El Salvador se ha acortado en los últimos tres años.
En el 2014, en los primeros dos meses fueron cometidos 481 homicidios, lo cual hacía un promedio de un homicidio cada tres horas.
Ya en el 2015, hubo 643 muertes violentas entre enero y febrero, lo cual hacía una media de uno cada dos horas.
Sigue matanza pese a plan policial
El promedio diario de muertes violentas ha sido constante durante este año, a pesar de que desde la primera semana de febrero, la Policía está ensayando otro de sus planes institucionales al intervenir 81 sectores de alta incidencia delincuencial en 10 municipios que son parte del plan gubernamental El Salvador Seguro.
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Sin embargo, fuentes policiales indican que los esfuerzos realizados con el Plan de intervención integral y recuperación de territorios en comunidades de mayor incidencia delictiva no ha dado los frutos esperados y los lugares donde fueron desplegados grupos de policías están volviendo a la realidad que vivían antes del despliegue.
Uno de esos sectores es la zona de los mercados municipales Sagrado Corazón y Central, en el cual se hizo un fuerte despliegue de policías y militares.
Sin embargo, el fin de semana anterior, esa zona y sus alrededores registró por lo menos cuatro casos de homicidios, incluyendo el cometido contra Candelaria del Carmen Villatoro de Flores, de 52 años, quien era madre de un agente policial.
Cerca del lugar donde mataron a la madre del policía también fue encontrado asesinado Óscar Armando Beltrán, hijo de una cocinera de la Policía y quien también trabajaba en el Archivo Central de la PNC.
El agente Juan Antonio Hernández fue encontrado muerto en la playa El Tamarindo, estaba de licencia, trabaja para una funeraria informaron las autoridades.
Durante el fin de semana también sobresalieron los cadáveres decapitados de supuestos pandilleros.
Dos cabezas humanas fueron encontradas en San Luis Talpa y los cuerpos los hallaron en Santiago Nonualco, departamento de La Paz.
Asimismo entre la noche del domingo y ayer en la mañana, las autoridades reportaron el hallazgo de tres hombres decapitados en el departamento de Santa Ana, aunque no dieron más detalles de esos tres homicidios.
Sin embargo, gran parte de los homicidios cometidos el último fin de semana de febrero, se registraron en la zona oriental.
Por ejemplo, en el municipio de Yayantique fueron encontrados los cadáveres en avanzado estado de descomposición de cuatro hombres cuyas identidades no fue posible establecer en el lugar ni la forman en que habían sido ultimados.
Mientras que el domingo en la mañana fueron encontrados asesinados, con un disparo en la cabeza, dos jóvenes originarios del municipio de Santa María, Usulután. De estas dos víctimas, trascendió que eran pandilleros.
En el municipio de Mejicanos, en la finca Valencia, la Policía informó sobre el hallazgo de dos cuerpos supuestamente de jóvenes miembros de pandillas que se dedicaban a extorsionar.
El mismo sábado, dos mujeres fueron acribilladas en una calle de Nueva Concepción, Chalatenango.
Las víctimas fueron identificadas como Ana Cano de Maldonado y su sobrina Karla Lemus, de 32 y 18 años respectivamente.
Ambas fueron acribilladas desde una camioneta de lujo, aparentemente con armas de fuego con silenciador, según dijeron testigos del doble crimen. La motivación de este hecho podría ser que las dos mujeres colaboraban con una pandilla en la recolección del dinero de las extorsiones, indicaron fuentes policiales.
En reiteradas ocasiones, las autoridades policiales han argumentado que el aumento de asesinatos se debe a que muchos son miembros de pandillas que mueren en enfrentamientos con militares o policías o que son ejecutados por rencillas entre esos grupos criminales.