Fue un día como hoy: el 10 de abril de 1912 cuando el Titanic zarpó del puerto de Southampton hacia la cd. de Nueva York. La gente estaba tan emocionada, que algunos decía que todo parecía un sueño.
El barco estaba comandado por el veterano capitán Edward John Smith, el más experimentado y prestigioso de la White Star Line, quien previamente al viaje, expresó que éste iba a ser su último mando, antes de jubilarse, porque deseaba estar más tiempo con su esposa y su hija.
Smith había comentado para una revista de la época que: -“No puedo concebir que algo pueda hundir a los barcos de hoy, la construcción moderna va mucho más allá que esto.
Entre la primera, segunda y tercera clase, habían en total 2.224 pasajeros, quienes disfrutaron de un hermoso palacio flotante, con lujosos comedores, piscina interior, bibliotecas, gimnasio, alumbrado a todas horas y baños turcos.
Para su tiempo, el Titanic era sin igual en lujo y elegancia. La White Star Line construyó una piscina en su interior, un gimnasio, un baño turco, una biblioteca y una cancha de squash a bordo.
Se decía que el menú de tercera clase era de igual calidad o mejor que los menús de primera clase de otros barcos.
Los cuartos comunes de primera clase fueron adornados con elaborados revestimientos de madera, muebles costosos y otras decoraciones elegantes. Contaban con agua caliente y fría y además chimeneas hermosamente empotradas.
El gimnasio estaba equipado con equipos que funcionaban eléctricamente y además estaba temperado para un mejor confort.
El Titanic tenía tres elevadores para el uso de pasajeros de primera clase y, como innovación, ofreció un ascensor para los pasajeros de la segunda clase. Muchos comentaron que la segunda clase era equivalente a la de primera clase de otras líneas.
Aunque en muchos de los aspectos, el Olympic estaba alhajado como su hermano el Titanic, en este último la compañía había decidido darle un mayor realce en lujo. Hermosas alfombras recorrían los pasillos de primera clase y estos además estaban profusamente iluminados. El recibidor de primera clase además contaba con unos cerámicos muy elegantes.
La tercera clase era más sencilla, contaba con una habitación en a que se colocaban dos camarotes dobles y un servicio de lavabos al centro, todo en pulcro color blanco. Los alojamientos estaban ubicados en la proa y popa respectivamente, donde el cabeceo del barco se hacía sentir.
La White Star Line no ocultaba la diferencia de clases sociales y separaba a los de tercera en sus ambientes mediante rejas desplegables en los accesos interiores, que estaban por lo general cerradas para evitar que hubiese curiosos que pudieran incomodar a los pasajeros de las clases superiores.
El mayor barco del mundo en el momento de su terminación, se hundió en la noche del 14 al 15 de abril de 1912.