Una mujer de 32 años se quitó la vida después de que un vídeo sexual que grabó hace 5 años se difundiera entre gran parte de sus compañeros de trabajo en la fábrica en la que trabajaban 2.500 empleados.
Verónica, quien estaba casada y procreaba dos niños, se enteró a mediados de las semana pasada de que se estaba viralizando la grabación entre sus colegas, la cual llegó hasta su marido. Por lo que Verónica sufrió una crisis de ansiedad que la obligó a retirarse de su centro laboral «porque no aguantaba la presión».
Personas que solían trabajar con la ahora fallecida asumen que «todos y cada uno de los compañeros de Verónica» son responsables de que se quitara la vida, así como la empresa, que conocía la situación y no supo solucionarla.