El ministerio italiano de Salud ordenó una serie de investigaciones después de que cinco mujeres murieran en una semana antes o durante el parto, decesos que conmocionaron a Italia, un país con una de las tasas de mortalidad materna más bajas del mundo.
El fallecimiento de estas mujeres se produjo entre el 25 y el 31 de diciembre en diferentes regiones de la península.
La concentración de estos trágicos sucesos en la última semana del año suscitó dudas sobre el nivel de efectivos de las maternidades en periodo de fiestas. Algunos médicos se preguntaban también si las mujeres con embarazos tardíos, y por ello más peligrosos, eran seguidas adecuadamente.
Giovanna Lazzari, una italiana de 29 años y madre de dos hijos, murió embarazada de ocho meses en Brescia (norte), el 31 de diciembre, un día después de su ingreso en urgencias por fiebre alta y con síntomas de gastroenteritis, según su compañero, Roberto Coppini.
Como su situación empeoraba, los médicos intentaron practicar una cesárea, pero tanto la madre como el hijo murieron.
«Alguien tendrá que explicarme qué ha pasado», dijo a la prensa Coppini. «Giovanna me envió un mensaje por la noche para decirme que tenía fuertes dolores pero que los médicos no se ocupaban de ella».
Investigan el caso
La ministra de Salud Beatrice Lorenzin envió un equipo de expertos a la clínica de Brescia y a las maternidades donde ocurrieron tres de los otros cuatro fallecimientos.
«Tenemos que comprender si se han seguido los procedimientos adecuados o si ha habido negligencia en la organización», dijo la ministra, preocupada por «evitar nuevas tragedias».
Otras dos mujeres, de entre 35 y 39 años, murieron de paros cardíacos cuando daban a luz a niños nacidos ya muertos.
Una cuarta mujer, Anna Massignan, una médica de 34 años de Lonigo (norte), falleció el día de Navidad, después de practicarle una cesárea de urgencia tras una caída. La operación permitió salvar a su bebé de ocho meses de gestación, aunque murió horas más tarde.
El único caso aparte de la investigación, es el de una joven de 23 años de Foggia (sur) que murió en su casa, ya al final de su embarazo. Su hija sobrevivió gracias a una cesárea post mortem.
Un reputado ginecólogo consideró que para algunas de estas víctimas, el riesgo de trombosis o de insuficiencia cardíaca pudo subestimarse en los exámenes de seguimiento del final del embarazo.
«Pero el ministerio de Salud no dice que se requieran, en realidad, porque son demasiado caros. Los procedimientos que tenemos actualmente están obsoletos», dijo Rosalba Paesano, profesora de ginecología de la Universidad romana de La Sapienza, al diario La Repubblica.