En un acto de extrema violencia, el grupo rebelde conocido como las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), vinculado al autodenominado Estado Islámico (Daesh), perpetró un brutal ataque en la aldea de Masala, situada en el territorio de Benin, provincia de Kivu del Norte, en el noreste de la República Democrática del Congo.
Este hecho, ocurrido el pasado viernes, dejó un saldo de al menos 60 personas muertas, según los últimos reportes oficiales.
Durante la masacre, los rebeldes no solo asesinaron a decenas de inocentes, sino que también incendiaron casi la totalidad de las viviendas de la aldea, dejando a su paso una estela de destrucción y dolor.
Delphin Mupanda, portavoz de una organización no gubernamental local, describió la escena como «una verdadera masacre», señalando que la mayoría de los cuerpos encontrados estaban calcinados, lo que sugiere que las víctimas fueron encerradas en sus hogares antes de que los atacantes prendieran fuego a las estructuras.
Los esfuerzos por recuperar los cuerpos de las víctimas se extendieron durante toda la noche, con la colaboración del Ejército congoleño y los miembros de la ONG.
Mupanda destacó la dificultad de esta tarea, al tiempo que informó que las autoridades provinciales están realizando las gestiones necesarias para dar sepultura a los fallecidos de manera digna.
Este atroz ataque se produjo tan solo un día después de que el mismo grupo terrorista asesinara a trece personas en dos aldeas del territorio de Mamove, también en la región de Beni.