Una ola de frío intenso se abate sobre los indigentes en Brasil, cuyas autoridades, activistas y líderes religiosos hacen lo que pueden para paliar su sufrimiento en las calles.
«Anoche el frío era tal que usamos un encendedor para calentarnos las manos, pero no hizo nada. Ayer sufrimos», dijo el jueves Maria Madalena Dutra mientras tiritaba sobre unas mantas en una carpa improvisada en una calle en Sao Paulo. «La temperatura no es el único problema. La cosa se pone peor cuando hace frío, viento y lluvia al mismo tiempo».
Dutra de 36 años, perdió su trabajo de empleada doméstica durante la pandemia; y dijo que no encontró un refugio con vacantes.
Las temperaturas en algunas zonas del sur han caído bajo cero y decenas de ciudades han visto nevadas y lluvias gélidas. El fenómeno es particularmente preocupante en vista de que la pandemia ha exacerbado la indigencia al afectar el empleo y el gobierno federal disminuyó las prestaciones que sirvieron de socorro en 2020.