Al menos once personas murieron y otras 89 resultaron gravemente heridas luego que el principal depósito de combustible de la ciudad de Conakry, perteneciente a la Guinean Petroleum Company, explotara de forma catastrófica.
La noche del domingo al lunes, poco después de la medianoche, una enorme explosión desató un infierno en el corazón del distrito administrativo de Kaloum, donde se encuentran las principales oficinas gubernamentales. Las llamas se elevaron hasta el cielo, tiñendo de rojo la oscuridad, mientras el pánico se apoderaba de la ciudad.
El teniente coronel Jean Traoré, director técnico del Servicio de Protección Civil de Guinea, informó que al menos 88 personas sufrieron heridas graves.
Entre los testimonios más desgarradores se encuentra el de Ahmed Condé, un trabajador del depósito, quien relató al portal web Guinee Matin cómo perdió a varios amigos en el incendio. «Algunos éramos guardias, otros técnicos… Todo ha quedado destruido, desde las oficinas hasta el equipo», afirmó.
La explosión, que se produjo durante la descarga de un barco, dejó una estela de destrucción. Edificios y oficinas en las inmediaciones resultaron afectados, y una densa humareda cubre la zona. Muchos residentes, aterrados, huyeron de sus hogares ante la rápida propagación del humo y las llamas.
En un intento por controlar la situación, las autoridades decidieron cerrar las escuelas y espacios públicos, mientras los equipos de emergencia luchan incansablemente para sofocar el incendio. La ciudad se encuentra prácticamente paralizada, con una zona completamente bloqueada debido a los esfuerzos de contención.
Las investigaciones están en curso para determinar la causa exacta de la explosión, pero por ahora, Conakry llora a sus muertos y se aferra a la esperanza de encontrar a los desaparecidos entre las cenizas.