Ryan Partridge, de 37 años, cumplía su condena en una cárcel del condado de Boulder, Estados Unidos, luego de agredir a un indigente, y en un período de aislamiento, el recluso, que padece esquizofrenia, sufrió un episodio psicótico donde terminó por arrancarse los globos oculares.
Según medios locales, el hombre creía que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) le había ordenado hacerse daño, así que se auto-mutiló en el año 2016 y quedó ciego en el acto.
Por este motivo, la familia del recluso presentó una demanda federal de derechos civiles contra la cárcel.
Tras el proceso de investigación y juicio, Partridge llegó a dos acuerdos en el tribunal. Uno fue por un valor de $325.000 dólares debido al uso repetitivo de fuerza excesiva por parte del personal de la cárcel y el otro, por $2,225 millones ante la indiferencia deliberada sobre sus necesidades psiquiátricas.
Según la familia de Partridge, el personal de la prisión sabía claramente que el recluso padecía de una enfermedad mental diagnosticada y decidieron mantenerlo en aislamiento, lo cual fue un factor determinante para las acciones realizadas por el sujeto.