Para quienes puedan soportar el hedor, es una imagen inolvidable, a la vez triste e imponente: una enorme ballena muerta sobre la arena de una popular playa de California.
Decenas de visitantes se aglomeraban en torno al animal de 12 metros (40 pies) de largo, observándolo, examinándolo y por supuesto, tomándose fotos a su lado.
“Hay que tenerle respeto a estas criaturas tan inteligentes, tan maravillosas”, comentó Cynthia Stern, de Santa Monica, quien colocó una flor al lado del cadáver e intentó colocarle encima remedios homeopáticos.
Añadió: “Sentí esa energía positiva incluso antes de llegar a la playa. Aunque es un animal muerto, emana una energía positiva, y todos los que vinieron se verán bendecidos”.
La ballena tiene la lengua tan negra e inflada que se le sale de la boca. Aún le cuelgan trozos de algas, y su piel otrora negra y blanca se ha tornado color crema al tiempo que la grasa se hace más visible.