El bravo pueblo del Camagüey no le fallará

Tras rebasar pasadas las cuatro de la tarde de este jueves los límites con la hermana provincia de Ciego de Ávila, el cortejo fúnebre que conduce las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz recibió a su paso por estas llanuras el abrazo emotivo de miles de camagüeyanos congregados de manera espontánea a ambos lados de la Carretera Central.

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Así ocurrió al transitar por las pequeñas comunidades y poblados de los municipios de Carlos Manuel de Céspedes y Florida, hasta arribar finalmente a la ciudad de Camagüey, colmadas sus principales arterias por un pueblo agradecido que permaneció firme durante horas, aun bajo una pertinaz llovizna, en espera de la caravana.

Ya cuando la noche caía sobre la tierra de El Mayor, el cortejo llegó a la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agra­monte Loynaz, aclamado por una multitud de estudiantes, trabajadores, combatientes y vecinos del lugar, quienes entonaron enardecidos el Himno Nacional en gigantesco coro que estremeció la histórica explanada y sus alrededores.

«Lo canto, junto a mi mamá y a mi papá, porque dice que morir por la Patria es vivir y eso es lo que le pasará a Fidel», comentó emocionada la pequeña Lorena, mientras la joven Lisandra reverenciaba en gesto respetuoso el armón con las cenizas del hombre que tanto hizo durante toda su vida fecunda por la felicidad de las nuevas generaciones.

«Esto no ha terminado aún», aclaró la estudiante, al referirse a la vigilia de homenaje póstumo que el pueblo, con protagonismo juvenil, le tributó a partir de las nueve de la noche en la propia plaza testigo de tantos acontecimientos trascendentales, en la cual participaron más de 200 artistas profesionales, aficionados y alumnos de las escuelas de arte de la localidad.

«No podía ser otra manera», subrayó Sergio Morales Vera, presidente de la filial camagüeyana de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), pues, dijo, «Fidel es un hombre de la cultura, es un intelectual, un pensador… y en su propia concepción y lucha por alcanzar un mundo mejor puso siempre a la cultura por delante».

«Gracias a esa constante preocupación, cuan­do hasta en los momentos más difíciles para la Patria dijo que lo primero que había que salvar era la cultura, comentó Morales Vera, nuestro país cuenta hoy con miles de personas capaces de apreciar la obra de los artistas y los escritores. Eso es algo que está en el corazón, en los sentimientos y en la esencia misma del cubano».

Tras una noche y madrugada colmadas de emociones di­versas, en que el pueblo expresó su último adiós al Co­mandante, el cortejo fúnebre continúa este viernes desde bien temprano su avance hacia Santiago de Cuba, pero antes pasará por el lugar desde donde Fidel se dirigió a los camagüeyanos el 4 de enero de 1959 en su marcha triunfal rumbo a la capital del país.

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