La lluvia ha provocado deslaves en los montes arrasados por los incendios en diciembre y el barro ha arrastrado casas enteras
La advertencia estaba ahí, como una maldición. El ciclo destructor de los incendios en el sur de California no había terminado. La enorme cantidad de monte quemado en diciembre hacía que las previsibles lluvias del invierno fueran muy peligrosas. Las lluvias llegaron este lunes, y en las primeras 24 horas el balance es de al menos ocho muertos y más de una veintena de heridos en distintos deslaves, riadas y montañas de barro que se han llevado casas enteras por delante.
Además de la zona del incendio Thomas, las autoridades están pendientes de posibles problemas en los alrededores más cercanos a Los Ángeles. Ha habido órdenes de evacuación de viviendas cercanas a las colinas arrasadas en los incendios de Sylmar y Tujunga, Bel Air y San Diego.
La lluvia estaba provocando este martes también importantes problemas de tráfico. Una sección de la autopista 101 a la altura de Ventura tuvo que ser cortada tras quedar cubierta de barro y escombros. Un camión volcó por la lluvia en la autopista 5 a la altura de Los Feliz, dentro de Los Ángeles, y en el accidente murió una persona.