Un bebé murió poco después de ser bautizado en una iglesia de Suceava, noreste de Rumania.
Cumpliendo con el ritual ortodoxo, el infante fue sumergido tres veces en el agua bendita a pesar de que lloraba mucho.
El bebé sufrió un paro cardíaco, fue trasladado de urgencia al hospital pero falleció unas horas después.
La autopsia reveló la presencia de un “líquido” en sus pulmones y la fiscalía abrió una investigación por “homicidio” contra el sacerdote que ofició el bautismo.