Una jueza declaró culpables de asesinato en primer grado a los padres de un jovencito diabético quien fue lentamente dejado morir ya que sus progenitores creían que Dios lo iba a resucitar una vez fallecido, en la ciudad de Calgary, en Canadá.
Emil Radita, de 60 años, y Rodica Radita, de 54, se negaron durante varios años a que su hijo Alexandru, quien falleció a los 15 años, recibiera atención médica adecuada basado en sus preceptos religiosos.
El niño, que era uno de los 8 hijos de la pareja, pesaba menos de 37 libras cuando falleció en el año 2013 de múltiples complicaciones causada por la diabetes y hambruna.
Durante la sentencia y el juicio entero los padres no mostraron ningún signo de arrepentimiento.