Una mañana fría y gris marcó hoy la solemnidad en la conmemoración del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, con una ceremonia en el mismo escenario donde fue derrocado el presidente Salvador Allende.
El Palacio de La Moneda, al igual que otras muchas instalaciones en esta capital y en el país, amaneció con vallas y custodiado con estrictas medidas de seguridad, en razón de que la fecha desata fuertes pasiones dentro de la población.
Como es habitual, luego de una ceremonia interconfesional, la presidenta de la República, Michelle Bachelet, hizo un recorrido junto a la senadora Isabel Allende y Carmen Paz Allende, hijas del mandatario depuesto por la asonada golpista.
También al lado de nietos y biznietos de Salvador Allende, la gobernante y sus acompañantes depositaron flores en lugares emblemáticos de La Moneda donde estuvo el dignatario, para terminar en el Salón Blanco, su despacho de trabajo.
Allí se conserva precisamente una foto de Salvador Allende con sus tres hijas (Beatriz falleció en 1977). Rostros apesadumbrados y lágrimas contenidas podían percibirse en el emotivo trayecto que terminó con una cerrada ovación.
Bachelet, que perdió a su padre a manos de agentes del dictador Augusto Pinochet, se dirigió acto seguido a familiares de víctimas y de detenidos desaparecidos, personalidades políticas, ministros y embajadores.
La jefa de Estado destacó los avances en políticas de derechos humanos y aseguró que se ampliarán los espacios destinados a mantener la memoria, para que no se repitan nunca más las atrocidades cometidas por el régimen pinochetista.
Anunció el nombramiento de Lorena Fries como subsecretaria de Derechos Humanos, un nuevo cargo creado por su administración para dar respuesta a las demandas de organizaciones que reclaman verdad y justicia.
‘Hoy Chile conmemora lo ocurrido 43 años atrás, aquello que nunca más volverá a ocurrir porque tenemos una certeza irrenunciable: mientras la luz de la memoria siga viva, nadie estará vencido y nadie estará olvidado’, remarcó.
En las inmediaciones del Palacio Presidencial, en Morandé 80, la puerta de la fachada este por donde salieron los restos mortales de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, tenían lugar sentidos homenajes.
Integrantes del Comité Central del Partido Comunista de Chile, el Colegio de Profesores y otras entidades depositaron ofrendas florales, a la vez que de forma respetuosa, enarbolaron consignas por el Nunca Más.
Estadísticas oficiales indican que durante la dictadura de Pinochet (1973-1990) fueron asesinadas tres mil 200 personas, todavía no se sabe del paradero de mil 250 detenidos desaparecidos, y más de 33 mil ciudadanos fueron torturados.
Tomado de El19 Digital