Las cárceles ecuatorianas se han convertido en escenarios de terror y caos. Este lunes, la cárcel de El Inca, ubicada en la capital Quito, se vio envuelta en llamas y caos. Fuentes locales reportan un amotinamiento masivo seguido de un incendio, sumergiendo el centro penitenciario en un estado de total anarquía.
La situación se intensifica con la presencia de miembros de la Policía y de las Fuerzas Armadas, quienes se preparan para una posible operación de rescate.
Los reos secuestraron a las autoridades penitenciarias. Mientras se rumora que esta revuelta es un acto de protesta por el traslado inminente de varios líderes de grupos criminales, lo que ha encendido la mecha de la rebelión.
Paralelamente, en la cárcel de Turi, en la histórica ciudad de Cuenca, los presos tomaron una postura igualmente desafiante. Se posicionaron en la garita de seguridad y en los techos de la prisión, en lo que parece ser un acto de solidaridad o una estrategia coordinada.
Estos eventos ocurren en el contexto de la fuga de Adolfo «Fito» Macías, catalogado como el narcotraficante más peligroso del Ecuador, un día antes de la cárcel Regional de Guayaquil.