La pareja de origen ruso Alexander y Zhana Miyagasheva fueron condenados a 15 y 9 años en prisión por la muerte de Maxin Sagalakova, su nieto de 11 meses de vida.
Según sus declaraciones de los sentenciados, Zhanna se encontraba ebria y al fastidiarse del llanto del niño lo comenzó a ahorcar; luego, Alexander se unió y tomó al pequeño y lo encerró en la estufa, la cual se encontraba encendida.
Al regresar Viktoria halló el cadáver carbonizado de su hijo, los forenses determinaron que el niño murió a causa de las quemaduras que sufrió en la totalidad de su cuerpo y la exposición al monóxido de carbono.
Durante el proceso judicial, los dos abuelos se echaron la culpa y cada uno por separado negó ser el autor de la muerte del pequeño.
Al momento de la condena, en el juzgado se dio a conocer que Alexander quemaba cachorros de perros y gatos vivos.
Viktoria sostuvo que no podía creer que sus padres acabaran con la vida de su hijo.