Jair Bolsonaro, expresidente de ultraderecha en Brasil, será sentado este martes 2 de septiembre en el banquillo de los acusados junto a militares de alto rango y exfuncionarios de su Gobierno.

La justicia de su país los señala como responsables de haber organizado un plan para desconocer los resultados de las elecciones de 2022, en las que Bolsonaro perdió frente a Luiz Inácio Lula da Silva.
Además de Bolsonaro, aparecen exministros de Defensa, un exjefe de inteligencia, un exministro de Justicia y varios militares que ocuparon cargos clave durante su gobierno. Según la Fiscalía, todos ellos formaron parte del “núcleo duro” que buscó dar un golpe de Estado para mantener a Bolsonaro en el poder.
Los delitos de los que se les acusa son graves: desde pertenecer a una organización criminal hasta planear la abolición del Estado de derecho, es decir, destruir la democracia.
De ser condenados, podrían recibir más de 40 años de prisión. Resulta significativo que, dos de los principales delitos (golpe de Estado y atentado contra la democracia), estén contemplados en una ley firmada por el propio Bolsonaro en 2021.
Bolsonaro, que gobernó entre 2019 y 2022, enfrenta la mayor amenaza judicial de su carrera política. Aunque se presentaba como un “antipolítico”, pasó casi tres décadas como diputado. Hoy está bajo arresto domiciliario por incumplir medidas cautelares y es señalado como el líder político de la conspiración.
El juicio ha despertado interés: más de 3.000 personas intentaron registrarse para presenciarlo, aunque solo 1.200 lograron acceder al edificio del Supremo Tribunal Federal. Las sesiones, que se extenderán durante dos semanas, se transmiten públicamente, lo que refuerza la transparencia del proceso.