James Russell Kahl, de 65 años, y Carly Kahl, de 41, fueron detenidos después de que sus cinco hijos fueran encontrados en condiciones inhumanas en una habitación que funcionaba como calabozo en Pensilvania, Estados Unidos.

La policía acudió a la casa, ubicada en la localidad rural de Redstone, tras recibir una denuncia por maltrato infantil. Al ingresar, los agentes encontraron a los niños, de entre 5 y 14 años, encerrados en una habitación sin camas, con las ventanas tapiadas, paredes cubiertas de heces, pulgas, poca ropa y comida, además de estar vigilados por cámaras.
«Esta habitación funcionaba como un calabozo con una cámara de video conectada directamente a la habitación del padre», declararon las autoridades. Además, se evidenció que la puerta tenía tres cerrojos de seguridad en el exterior, pero carecía de manija en el interior, lo que impedía a los pequeños salir por su cuenta.
A James y Carly se les incautó una pistola táser, una réplica de revólver, una cámara de vigilancia y drogas. James fue acusado de obligar a Carly a usar el arma eléctrica contra uno de sus hijos como castigo.
La pareja enfrenta cargos por poner en peligro el bienestar de los menores, agresión agravada y conducta imprudente. Las víctimas fueron puestas bajo cuidado de los Servicios para Niños y Jóvenes del condado de Fayette.