Es común encontrar personas que tiene el hábito de tronarse sus dedos, rodillas e incluso el cuello. A unos les resulta agradable y a otros, en cambio, les produce cierto rechazo.
Las articulaciones contienen una especie de funda que las rodea llamada cápsula sinovial, la que a su vez contiene líquido sinovial, su función es lubricar esta unión entre los huesos y evitar el desgaste.
Cuando se realiza una acción corporal que supere el rango de movimiento articular normal de cierta articulación, la cápsula sinovial se comprime, generando un vacío, lo que desencadena la formación de burbujas de ciertos gases que contenemos naturalmente en los tejidos, es decir, nitrógeno, oxígeno y dióxido de carbono.
Tras todo esto, los especialistas concluyen que crujir los dedos de las manos no es malo si se hace de forma espontánea. Crujir los dedos no supone un desgaste de las articulaciones ni se dañan los huesos, y tampoco se estropean los cartílagos; pero siempre que se haga de forma espontánea.
Ahora bien, aquellas personas que crujen los dedos con mucha frecuencia, como por un tic nervioso, deben estar atentas, pues podría aparecer una lesión en las estructuras ligamentosas, tendinosas o un desgaste articular.