Como parte de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos que tuvo lugar este viernes, en París, un grupo de “drag Queens” escenificó una aparente parodia de la Última Cena de Jesucristo, causando una fuerte indignación en las redes sociales.
Para muchos espectadores, la actuación constituía una burla al cristianismo y no dudaron en repudiar el programa.
El director general de Tesla y SpaceX, Elon Musk, criticó la exhibición, señalando que fue «extremadamente irrespetuosa hacia los cristianos».
Frente a la gran avalancha de críticas y la incomprensión manifestada por el público, los organizadores del evento aseguraron que la actuación buscaba hacer tomar conciencia a los espectadores «de lo absurdo de la violencia entre seres humanos».
El acto, que duró unas cuatro horas, rindió homenaje a una Francia mestiza y destacó la comunidad LGTB+, con drag queens recreando la última cena de Cristo.
«Se despojaron poco a poco de los vínculos metafísicos, con Dios, la patria y la familia», señaló Viktor Orban, primer ministro de Hungría, añadiendo que esto condujo a «la ausencia de moral pública».
Según Orban, «los valores occidentales, considerados durante mucho tiempo universales, se consideran cada vez más inaceptables y son rechazados por muchos países del mundo», como China, India, Turquía o los países árabes.