Se cumple un año del accidente aéreo que obligó a cuatro hermanitos a sobrevivir en la selva colombiana

Este miércoles 1 de mayo se cumplió un año del siniestro de la avioneta en la selva del Guaviare que dejó a cuatro hermanitos de apellido Mucutuy perdidos durante un mes.

La avioneta en la que viajaban los menores se estrelló y la mamá de los niños, Magdalena Mucutuy Valencia, falleció en el siniestro.

¿Cuánto tiempo estuvieron perdidos los hermanitos Mucutuy?

Los niños cumplieron 40 días perdidos en la selva del Guaviare, y un año después, todavía es una gran incógnita el saber ¿Cómo sobrevivieron tanto tiempo?, pues los menores en ese entonces tenían 13, 9, 4 y 1 año de edad.

El título de heroína se lo llevó la mayor de los niños, teniendo en cuenta que ella, pese a estar herida, “mostró la madurez de un adulto para sobrevivir a un ambiente tan hostil”, según el coronel Miguel Ángel Camacho, director técnico de investigación de la Aerocivil.

La mayor de los Mucutuy sufrió una herida en la cabeza por el accidente. “Una vez que ella se atendió y se limpió, tuvo que liberar su pie izquierdo, que quedó atrapado en la silla del avión. La única forma de hacerlo fue dejando el zapato ahí. Eso la obligó más adelante a dejar también el zapato derecho y hacer la marcha inicial a pie”, agregó el coronel.

Los menores permanecieron dos días en el lugar del accidente. Sin embargo, cuando notaron que nadie venía en su búsqueda, emprendieron marcha hacia el río Apaporis, no sin antes llevar un kit de supervivencia, alimentos, agua, ropa y los documentos de los mayores de edad, que murieron en el siniestro.

Los hermanitos llegaron con varias limitaciones al cauce del río Apaporis. Incluso, la menor de 13 años sufrió una herida en la parte posterior de la pierna derecha.

“La lesión le impedía caminar por el dolor, de manera que esos primeros días, hasta el día 10 quizá, lo hizo prácticamente arrastrándose o de rodillas, descalza, llevando en sus brazos a su hermanita menor de 11 meses. Usaba unas tijeras, que luego se perdieron y tuvo que utilizar sus dientes”, agregó Miguel Ángel Camacho.

Los niños se las arreglaron para conseguir pescado crudo y, pese a que no fue de su agrado, lograron comerlo para subsistir.

Cuando el alimento que habían extraído del avión se agotó, los menores aprovecharon el corozo que caía de las palmeras de la selva, fruto que se convirtió en su comida diaria durante los 40 días de supervivencia.

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