Controvertidos experimentos con virus mutantes podrían poner en peligro vidas humanas ya que existe el riesgo de que las cepas patógenas se propaguen por el mundo desatando una pandemia, advierte un reciente informe.
Varios equipos de científicos de todo el mundo han estado durante los últimos años creando y modificando virus para comprender cómo las cepas evolucionan hacia formas más letales y propagarse fácilmente entre los humanos. Sin embargo, un informe de dos investigadores estadounidenses asegura que los beneficios de estos estudios podrían verse opacados debido a que existe la posibilidad de que las cepas patógenas se escapen accidentalmente de los laboratorios y se propaguen por todo el mundo.
«No estamos diciendo que esto vaya a suceder, pero cuando el potencial es una pandemia, incluso una pequeña posibilidad, es algo que se debe tener presente», ha declarado Marc Lipsitch, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública de Harvard, que escribió el informe con Alison Galvani, de la Universidad de Yale. Según estos expertos, este tipo de experimentos «merecen un escrutinio ético en cuanto a la aceptabilidad de los riesgos de la liberación accidental o deliberada» de virus.
Este informe amenaza con reavivar la crisis científica que estalló en 2012, cuando el Consejo Nacional de Ciencias para la Bioseguridad de EE.UU. (NSABB, por sus siglas en inglés) recomendó no hacer públicos los resultados de dos estudios independientes sobre la gripe aviar mutante por miedo a que cayeran en manos de bioterroristas. Estos estudios, dirigidos por Ron Fouchier, del centro médico Erasmus de Rotterdam, y Yoshihiro Kawaoka, de la Universidad de Wisconsin-Madison, respectivamente, se publicaron finalmente varios meses después.
Tanto Fouchier como Kawaoka han criticado este reciente informe de advertencia, que fue publicado en la revista ‘PLoS’. Ambos científicos aseguran que sus trabajos se realizaron con plena aprobación ética y con total seguridad, y que todos los riesgos posibles se tuvieron en cuenta.
Lipsitch considera que el Gobierno de EE.UU. y otros organismos de financiación deben encargar evaluaciones completas de riesgos antes de decidir qué estudios van a apoyar. En lugar de crear virus peligrosos en laboratorios, Lipsitch y Galvani instan a los científicos a buscar alternativas.