Un estudio realizado durante cuatro años por investigadores españoles concluyó que la influencia de las ondas de telefonía sobre la salud es tan insignificante como la de una bombilla de 100 W situada a un kilómetro de distancia.
Según la información disponible, el 90% de los registros de radiación media recibida por los voluntarios se encontraba entre 500 y 10.000 veces por debajo del límite legal. Los valores máximos tampoco superaron los límites legales en ningún momento, en ninguna banda.
«La radiación por radiofrecuencia puede compararse a un caracol en una autovía: nunca hará saltar ningún radar porque su velocidad es la diezmilésima parte de la máxima permitida», subrayaron los investigadores.
No obstante, un reciente estudio de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer sugiere que la exposición a Wi-Fi es más peligrosa para los niños de lo que se creía y es posible que debamos limitarla cuando sea posible.