Según los resultados de una investigación llevaba a cabo por psicólogos de la Universidad de Boston: la idea de alma, como un ente eterno que vive al margen del cuerpo “es innata a las personas”. El pensamiento intuitivo se va perdiendo al crecer y muchos de los pequeños percibieron que habían tenido una vida previa al nacimiento.
El estudio fue realizado entre varios grupos de niños, divididos por edades, que van desde los cinco hasta los doce años y entorno social campo y ciudad y sus conclusiones determinaron que existe una especie de “patrón cognitivo universal” vinculado al concepto de inmortalidad y este va alterando a medida que los niños van desarrollándose.
Se determinó que la inmortalidad es una creencia “profundamente arraigada desde los primeros años de la infancia”, independientemente de la educación y del entorno en el que se desarrollen los niños, según fue reseñada en el estudio The Development of Children’s Prelife Reasoning, publicado en el último número de la revista Child Development.
Los investigadores fueron dirigidos por las psicólogas Natalie Emmons y Deborah Kelemen realizó diversos grupos de discusión, que completaron con entrevistas personales e interpretación de dibujos.
La idea de la pre-vida prevalecía en casi el 90% de los participantes con cinco y seis años, mientras que descendía hasta poco más del 70% en el grupo de edad de once y doce años.
El contexto no importa, eso fue demostrado al haberse incluidos niños que pertenecían a tribus amazónicas que sorprendentemente, sus pensamientos sobre estas cuestiones eran bastante similares a los niños de ciudad. Para los autores “las enseñanzas culturales o religiosas no motivaron los patrones de respuesta”.