Un grupo de científicos rusos de la Universidad Estatal de Novosibirsk (NGU) lograron lo que parecía imposible: Patentaron un supercondensador hecho nada más y nada menos que con cáscara de piñones.
Marina Lébedeva, una de las mentes brillantes del Instituto de Tecnologías Químicas de la NGU, informó que junto a sus colegas del Instituto de Catálisis Boreskov se pusieron a experimentar con varias opciones para hacer bases de carbono usando productos vegetales.
Después de darle vueltas al asunto, resultó que la cáscara de piñones era la opción más maciza para fabricar los electrodos.
Pero eso no es todo, este supercondensador tiene otro as bajo la manga: Usa un electrolito líquido de iones que es menos volátil y más estable que los compuestos orgánicos comunes. Esto significa que puede dar una mayor tensión de salida. ¡Es como si le hubieran dado vitaminas!
Lébedeva compartió que ya le entregaron un prototipo a un posible socio industrial para que lo pruebe y decida si invierte en el negocio. Y asegura que fabricar estos supercondensadores no será un dolor de cabeza para las empresas que ya tienen experiencia en elaborar baterías o acumuladores.
Los compañeros de la NGU están seguros de que este nuevo invento va a tener buena acogida en el sector energético y en la industria de carros eléctricos, entre otros campos.
Esta noticia nos demuestra que la ciencia sigue avanzando a pasos gigantescos y que hasta los desechos que creíamos inútiles pueden tener un gran potencial.
¡Qué viva la ciencia y la innovación!