Científicos de la Universidad de Notre-Dame, EE.UU., han creado casualmente un cuasicristal de nuevo tipo: bidimensional y de moléculas orgánicas autoensambladas.
El grupo de investigadores de la Universidad de Notre-Dame, encabezado por el fisicoquímico Alex Kandel, descubrió el cuasicristál orgánico por accidente, informa la revista ‘Wired’. Esperaban estudiar cómo se distribuyen los electrones en el ácido ferroceno-carboxílico. Para hacerlo tuvieron que construir un grupo estable lineal de moléculas, y al tratar de hacerlo produjeron un raro cuasicristal bidimensional.
«Las primeras imágenes nos chocaron», comenta Kandel. «Sin duda, no es fácil obtener un cuiasicristal 2-D, y por eso tenemos muy poco material hoy, unos 30 años después del descubrmiento de los primeros materiales cuasicristálicos».
El extraño cristal es plano y consta de una capa de moléculas pentagonales de anillo. Las moléculas forman grupos unidos por enlaces débiles hidrogenados. Estos grupos se montan de tal modo que otras moléculas de la capa forman distintas figuras incluso pentágonos, estrellas y rombos. En cristales regulares estos grupos y figuras se repiten de nuevo de modo predecible. Pero en el nuevo cuasicristal las figuras se repiten sin formar una estructura organizada.
Los cuasicristales comunes están parcialmente cristalizados y parcialmente desorganizados. En otras palabras, tienen una estructura intermedia entre las unidades simétricas repetidas y los bloques de construcción de orden libre. Las unidades atómicas tienen simetría local, pero no se repiten regularmente en áreas más grandes. Por eso los cuasicristales son resbaladizos y se usan, por ejemplo, en revestimientos antiadherentes para sartenes.
«Nuestro cuasicristal difiere notablemente de todo lo conocido antes», dice Kandel. Los cuasicristales conocidos hasta ahora son principalmente metálicos y se conectan con enlaces fuertes iónicos, no con los hidrogenados más débiles que se encuentran en las moléculas orgánicas complejas como el ADN.
Wolf Widdra, de la Universidad Martin Luther, Alemania, quién obtuvo los primeros cuasicristales 2-D en octubre de 2013, expresa cierto escepticismo sobre las nuevas investigaciones. Opina que no hay todavía suficientes pruebas de que la estructura cuasicristal se conserve en una zona suficientemente grande.