Archie, el hijo de Meghan Markle y el príncipe Harry fue bautizado este sábado en una ceremonia privada a la que asistieron familiares y amigos cercanos.
Del evento se han filtrado muy pocos detalles, tanto así que ni siquiera se conoce el nombre de los padrinos del primogénito de la pareja.
Los padres realizaron una ceremonia sin la presencia de los medios de comunicación, al contrario de lo que hicieron los duques de Cambridge con sus tres hijos, porque están decididos a mantener a su hijo como un «ciudadano privado», según han explicado los medios de este país.
El bautismo, por tanto, aspiraba a ser un evento de bajo perfil para los estándares de la realeza de este país, en el que tampoco estuvo presente la bisabuela de Archie, la reina Isabel II de Inglaterra, quien ya indicó que tenía hoy otros compromisos.
«Los padrinos, de acuerdo con sus deseos, permanecerán en privado», informó en la previa el palacio de Buckingham en un comunicado sobre la ceremonia, que estuvo oficiada por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby.