Este 31 de marzo se cumplen tres décadas del asesinato de Selena Quintanilla, en Corpus Christi, Texas. La joven estrella, de solo 23 años, recibió un disparo en la espalda a manos de Yolanda Saldívar, su mano derecha, amiga y presidenta de su club de fans.

Ahora, a 30 años del crimen que conmocionó a muchos, la posibilidad de que la autora de su asesinato salga en libertad ha generado debate.
Yolanda Saldívar, antes de entrar en la vida de Selena Quintanilla, se dedicaba a la enfermería. Tenía 35 años cuando cometió el crimen y, desde 1995, permanece en prisión. Ahora, con 64 años, aunque tiene impuesta una pena de por vida por el delito de asesinato con arma mortal, podría ser elegible para libertad condicional, cuya respuesta está programada para el 30 de marzo de 2025.
Basado en la información reportada por los medios, hasta el momento no existen impedimentos legales para que se le conceda la libertad, pues la ley de ese estado establece que las personas condenadas por delitos graves, como robos, narcotráfico, homicidios y violaciones, pueden solicitar la libertad condicional tras cumplir la mitad de su condena o 30 años, siempre que hayan pasado otros dos años antes de optar a ella.
Yolanda Saldívar ha insistido en que la muerte de Selena Quintanilla fue un accidente. Durante el juicio, su defensa argumentó que el disparo no fue intencional y que, en realidad, ella planeaba suicidarse. Sin embargo, el jurado rechazó esta versión y la condenó a cadena perpetua, con posibilidad de libertad condicional tras cumplir 30 años en prisión.
En 2024, un familiar de Saldívar declaró que ya era momento de que saliera en libertad. «Ya basta», expresó, «sabe que es una batalla cuesta arriba», reconoce, «pero espera que la junta de libertad condicional tenga corazón y la conceda. Cree que se lo merece».
No obstante, el panorama dentro de la prisión no es sencillo para Saldívar. Según exreclusas citadas por el mismo medio, su vida corre peligro dentro y fuera del penal. “Todos saben quién es Yolanda Saldívar”, afirmó Marisol López, quien compartió cárcel con ella entre 2017 y 2022.
“Hay precio por su cabeza, como si todos quisieran un pedazo de ella. Los guardias la mantienen alejada de los demás, porque la odian muchísimo. Si estuviera en la calle alguien intentaría atraparla”.