Después de tragarse su celular, el hombre vomitó por cuatro horas y le avisó al personal de la prisión.
Una radiografía mostró que el dispositivo estaba en la parte del abdomen justo por encima del estómago. Ocho horas después se dieron cuenta de que el aparato se había trasladado a su estómago, pero no había llegado a su intestino.
Los médicos del Hospital de Adelaide y Meath decidieron operar. Y después de un intento fallido de querer arrastrar el teléfono a través del esófago, abrieron el abdomen para extraerlo.
El paciente se recuperó sin ningún problema.
El hecho fue reportado por la revista International Journual of Surgery Case Reports.