La mayoría de los animales han desarrollado un nivel de adaptación evolutivo que les permite reconocer la primera cosa que ven justo después de nacer, generalmente alguno de sus padres.
Sin embargo en algunas aves este fenómeno llamado impronta filial puede manifestarse incluso pocos minutos después de salir del huevo y permite a las crías seguir a su mamá o evitar los depredadores.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford determinaron que los patitos recién nacidos aprenden los conceptos de «igual» y «diferente» con una facilidad sorprendente. Es más esta habilidad sólo había sido observada en primates y aves inteligentes como los loros.
Los científicos crearonun experimento que describen en un reciente estudio publicado en la revista Science. En un primer momento, presentaron a los polluelos una pareja de objetos en movimiento. Estos podían ser iguales –por ejemplo, dos esferas de color rojo– o diferentes, ya fuese en forma –una esfera y una pirámide– o en color –una esfera azul y una amarilla–.
Los zoólogos descubrieron que si los patitos habían observado una pareja de esferas idénticas la primera vez, cuando más tarde les daban a elegir entre seguir a dos pirámides exactamente iguales la una a la otra o a otra pareja formada por una esfera y un cubo, los animales optaban por las primera opción, aunque no la hubieran visto antes.
Según indican, esto muestra que comprendían la relación entre estos objetos y los que vieron en un primer momento: independientemente de su forma, se trataba de dos cosas iguales. Y lo mismo sucedía si lo que variaban eran los colores. Un 68% de los patos –77 de los 113 estudiados– percibieron la correlación sin problemas.
«Hasta donde sabemos, es la primera vez que se observa a un organismo no humano aprender a discriminar entre conceptos relacionales abstractos sin ningún tipo de entrenamiento previo. Otros animales pueden mostrar esta misma capacidad, pero para que su rendimiento sea el adecuado, han de ser premiados una y otra vez cuando lo hacen bien», señala el zoólogo Alex Kacelnik, uno de los autores del ensayo. “Los patitos, por el contrario, lo hicieron espontáneamente”, afirma.