La niña Olivia Farnsworth, de 7 años de edad, quien vive en la ciudad de Huddersfield, en el Reino Unido.
Olivia padece una enfermedad congénita que ocasionó que perdiera parte de su cromosoma número 6 pero su caso es único ya que es la única persona en el mundo que no siente dolor, ni padece hambre ni sueño.
Sus papás se dieron cuenta que algo inusual estaba pasando con su hija luego que el preescolar se partió el labio inferior y en vez de llorar y asustarse no se inmutó siquiera al ver la abundante sangre que emanaba.
Su mamá Niki Trepak relató que esta situación hace que su hija no tenga «ninguna sensación de peligro». Pero el suceso más dramático que ha vivido sucedió cuando fue atropellada y arrastrada por un automóvil y se levantó sin quejarse. «Se levantó y preguntó: ‘¿Qué pasa?'», relata la madre. Tenía una marca de llantas en su pecho y perdió piel en el dedo del pie y de la cadera. Pero ni una lágrima ni un lamento.
La madre recuerda algunos comportamientos extraños cuando su hija tenía apenas unos meses de edad, como el hecho de que nunca llorara de bebé o que dejara de dormir la siesta a partir de los nueve meses.
Ella tiene que tomar somníferos y es muy feliz, aunque ocasionalmente sufre ataques de ira.