El icónico productor musical, rapero y empresario Sean «Diddy» Combs fue sentenciado a cuatro años y dos meses de prisión, además del pago de una multa de 500 mil dólares, tras haber sido hallado culpable en julio de este año por dos cargos de transporte de personas con fines de prostitución.

Aunque fue absuelto de los cargos más graves, como tráfico sexual, conspiración criminal bajo la ley RICO, secuestro y obstrucción a la justicia, el juez Arun Subramanian justificó la pena afirmando que: «una sentencia sustancial debe enviar un mensaje claro a abusadores y víctimas por igual: el abuso contra las mujeres tendrá consecuencias reales.»
La fiscalía del Distrito Sur de Nueva York había exigido 11 años de prisión, describiendo al magnate como el líder de una «empresa criminal» que organizaba encuentros sexuales forzados y exponía una oscura trama que se prolongó por más de una década.
Durante el proceso, Combs reconoció públicamente su responsabilidad moral. En una carta dirigida al juez, se declaró arrepentido: «Perdí el rumbo. Me perdí en mi viaje. Me perdí en las drogas y el exceso. Mi caída tuvo su origen en mi egoísmo. Lamento mucho el daño que causé.»
El artista también admitió haber agredido a su expareja, la cantante Cassie Ventura, cuyas imágenes, según él, lo persiguen cada día.
La defensa de Combs había solicitado una condena de 14 meses. Aunque presentaron cartas de apoyo de más de 70 personas, incluyendo a sus hijos, quienes intervinieron entre lágrimas pidiendo clemencia, el juez optó por una pena intermedia, calificando la conducta del artista como «vergonzosa y dañina.»
Combs, detenido desde septiembre de 2024, permanecerá en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn para comenzar a pagar su deuda con la justicia, en un caso que marca un antes y un después para la industria del entretenimiento.