El legendario músico y pianista Billy Joel tiene una política inusual en sus conciertos: nunca vende los asientos de primera fila.

Esta decisión, que ha sorprendido a muchos, tiene como objetivo asegurar que los lugares más cercanos al escenario sean ocupados por sus verdaderos fanáticos y no por revendedores o personas adineradas que no aprecian el espectáculo.
Joel ha explicado que, durante años, las primeras filas estaban llenas de gente distraída o indiferente, lo que rompía la conexión con su público.
Para solucionar esto, su equipo se encarga de buscar a los seguidores que compraron las entradas más económicas y les da un «upgrade» sorpresa para que disfruten del concierto desde los mejores asientos.
Aunque esta medida representa una pérdida de ingresos, Billy Joel asegura que su prioridad es crear un ambiente auténtico y lleno de energía.
Para él, lo más importante es que los verdaderos amantes de su música tengan la oportunidad de vivir el espectáculo desde una posición privilegiada, convirtiendo así la primera fila en un regalo y no en un lujo que se compra.