Con tan sólo 19 años la jovencita Hannah Hindmarsh subió de peso de manera peligrosa por un transtorno alimenticio llegando a pesar hasta 220 libras gracias a la ingesta descontrolada de hamburguesas, papas fritas, salchichas, huevos fritos, dulces, chocolates y paquetes enteros de galletas.
En el año 2010 rompió con su pareja y ella lo atribuyó a su peso esto la conllevó a padecer de bulimia para combatir sus deseos de comer comida chatarra.
“Yo le temía al queso, las salchichas, el pan blanco y las pastas porque sabía lo mucho que las había disfrutado antes y sabía que eran una puerta peligrosa para mis viejos hábitos de dieta”, aseguró.
Afortunadamente en el año 2013 se convenció de llevar un tratamiento con ejercicios diarios. Escuchó los consejos de su padre, quien le hablaba sobre los límites del cuerpo.
“Entrenamos todos los días durante seis meses con la esperanza de que me eso ayudara a superar mi trastorno de la alimentación y de que me haría a crecer más fuerte, tanto física como mentalmente”.
“Me convertí en una experta en los conocimientos acerca de los límites a los que puede ser empujado el cuerpo y todo lo he logrado gracias a mi papá. Él es mi héroe”.
Hannah tiene 26 años de edad, vive en la ciudad de Southampton, Inglaterra.
