Tres mujeres fueron detenidas acusadas de haber violado a un pastor evangélico que había ido a la vivienda de una de ellas a cobrar una deuda de dinero. El hecho ocurrió en Cowdray Park, un suburbio de la ciudad de Bulawayo, en Zimbabue.
Las mujeres fueron identificadas como Sandra Ncube, de 21 años, Riamuhetsi Mlauzi, de 23 años y Mongiwe Mpofu, de 25, quienes participaron del brutal abuso sexual contra el religioso, cuyo nombre se mantiene en anonimato por cuestiones legales.
Las tres sospechosas viven en la misma vivienda donde fue violado el pastor, quien atiende una capilla en el mismo vecindario. Ayer enfrentaron al juez Lungile Ncube, quien las procesó bajo el cargo de asalto indecente agravado.
El juicio comenzará el próximo 7 de agosto y hasta entonces permanecerán detenidas.
El hecho ocurrió el 14 de julio pasado a las 7 p. m., el pastor se acercó a la casa de las agresoras para cobrar una deuda de dinero que Mlauzi mantenía con él. Una vez en la puerta, Ncube lo acompañó al interior de la vivienda. Una vez dentro, la mujer lo sujetó por la cintura y comenzó a acariciar sus partes íntimas ante la sorpresa de la víctima.
«Fue forzado a acostarse en la cama y lo desvistieron. Ncube se sentó en su pecho mientras él trataba de sacársela de encima», relató el fiscal Petros Shoko. «Mlauzi, quien estaba en el mismo cuarto, sujetó sus piernas juntas y se sentó sobre él, presionándolo contra la cama», añadió.
Mientras tanto, la restante agresora sexual, Mpofu, llevó condones donde estaban sus amigas con el pastor, y le «colocó uno en su miembro viril». Luego comenzó a sostener a la víctima mientras se resistía y Ncube se sentaba sobre su cintura para tener sexo.
Durante la primera audiencia, las tres negaron haber violado al pastor, aunque reconocieron que lo asaltaron indebidamente. «Estábamos solo jugando alrededor de su culto. No pensé que se lo tomaría seriamente», admitió Ncube. Mpofu, en tanto, intentó despegarse de la violación y dijo que ella únicamente se acercó para llevar la protección. «No fui parte de eso. Solo me llamaron para llevar condones. Tenemos condones por toda la casa y había algunos en la habitación, así que solo los llevé», dijo, según reportó el diario Chronicle de aquel país.
Mlauzi, en tanto, intentó una defensa que no fue atendida por el juez Ncube: «Él siempre camina cerca de mí mientras me baño y dice que es inalterable porque es un hombre de Dios. Solo quería que viera que podía excitarse. No quería ejecutar toda la violación. Quería que él viera que no era especial y que no era inmune a la excitación sexual. Cuando lo toqué, inmediatamente se excitó. Y eso era lo que todas queríamos ver».