La indignación se apoderó de los habitantes de un suburbio sudafricano cuando se percataron del crimen que cometió un hombre para llevar a cabo un rito religioso: raptó y degolló a un niño para luego beber su sangre.
El hecho ocurrió en el subirbio de Soweto, cercano a Johannesburgo, cuando un hombre de 21 años le cortó el cuello a Tinyiko Mongwe, un niño de cinco años, como parte de un ritual.
Testigos relataron que el sujeto, vestido con ropa religiosa, clavó una cuchilla tres veces en la garganta del niño, luego lo acostó y se arrodilló para beber su sangre.
Personas que estaban en las cercanías formaron una turba que capturó al hombre y, después de quitarle el arma, comenzaron a golpearlo hasta que llegó la Policía.
La madre del pequeño, Rosina Mosiuoa, volvía del trabajo cuando se encontró con la repudiable escena. «Nadie quería decirme que era mi hijo; no puedo explicar el dolor que siento», comentó entre sollozos Mosiuoa.
Este caso ha generado consternación en la sociedad sudafricana y el Gobierno Nacional expresó sus condolencias y tristeza por el crimen.
El agresor deberá afrontar el proceso judicial correspondiente bajo el cargo de asesinato.