Christopher Ward, un hombre de 34 años, perdió la vida tras ser mordido por su mascota, un ejemplar del peligroso reptil conocido como monstruo de Gila en la ciudad de Lakewood, Colorado, Estados Unidos.
El trágico incidente sucedió el pasado 12 de febrero, por lo cual Ward tuvo que ser ingresado de urgencia en un hospital local, donde, a pesar de los esfuerzos médicos, falleció días después debido a las complicaciones.
Según el relato de su novia, el desafortunado encuentro entre Ward y su mascota Winston ocurrió de manera repentina, cuando ella escuchó ruidos extraños y descubrió la escena.
A pesar de la rápida reacción y los intentos por salvarlo, Ward sufrió síntomas graves que culminaron en un fatal desenlace. Tras el dramático hecho, su pareja entregó a Winston y a otro lagarto, Potato, a las autoridades de control animal.
Este infortunio revela los riesgos asociados a la tenencia de animales exóticos como mascotas, especialmente aquellos con potencial venenoso como el monstruo de Gila.
Monstruo de Gila: Un reptil no apto para ser mascota
El monstruo de Gila (Heloderma suspectum), con su apariencia intimidante y su naturaleza venenosa, es un reptil fascinante que despierta la curiosidad y, a veces, deseo de posesión entre los humanos.
Son originarios del suroeste de Estados Unidos y México; poseen un veneno capaz de provocar dolor extremo, desmayos y, en casos raros, la muerte.
El monstruo de Gila tiene una apariencia robusta y corpulenta, con una longitud que puede alcanzar hasta los 60 centímetros.
Su piel está cubierta de escamas granuladas que forman un patrón de colores vivos, típicamente negro con manchas o bandas anaranjadas, rosadas o amarillas, que sirven como advertencia a los depredadores de su toxicidad.
Posee glándulas venenosas ubicadas en la mandíbula inferior. A diferencia de las serpientes, el monstruo de Gila no inyecta su veneno a través de colmillos huecos, sino que este se libera al morder, y el veneno fluye a lo largo de los surcos de los dientes hacia la herida.
Son criaturas predominantemente solitarias y terrestres, activas principalmente durante la noche o al amanecer y al atardecer para evitar el calor extremo del desierto. Se alimentan de huevos, pequeños mamíferos, aves, y reptiles.
Con una longevidad que puede superar los 20 años en cautiverio, estos animales requieren un manejo cuidadoso y un conocimiento profundo de su biología para evitar tragedias.