Amy Winehouse Cinco años atrás moría una de las artistas emblemáticas del siglo XXI, que vivió su éxito a la par de un calvario de excesos. Mirá los clips de cinco temas esenciales de su discografía.
“Yo pensaba que cantar era algo natural, que todo el mundo cantaba bien. De chica no pensaba en ser cantante: quería ser camarera o ama de casa”. Pero un día, Amy Winehouse descubrió que su talento era extraordinario. Lo descubrió ella y lo descubrió el mundo entero. Editó dos discos, usaba un peinado como de historieta, se ahogó en alcohol y drogas, sufrió desilusiones amorosas y logró la fama internacional. La crítica y el público se rindieron a sus pies. Y ella con tan solo 27 años, murió el 23 de julio de 2011. Cinco años después, su voz sigue siendo, indiscutiblemente, una de las mejores.
La hija del taxista londinense Mitch Winehouse, que nació en el barrio de Camden, en 1983, se crió escuchando jazz y los temas de Frank Sinatra que cantaba su papá, en clubes y en casa. Esos mismos pubs fueron los primeros escenarios para Amy que, desde chiquita, se acoplaba a la voz de Mitch completando las canciones sin que nadie se lo hubiera enseñado. Y fue por más: a los 13 años, la nena flaquita y de pelo enrulado, ya componía sus propias canciones.
Poco tiempo después todo sucedió de manera tortuosa y precipitada en su vida. En 2003, grabó su álbum Frank, que fue un éxito en Inglaterra. Empezaba a asomar la estrella. En 2006, el disco Back to Black, la consagró en su tierra y en casi cualquier lugar del planeta donde se escuchaba su voz rasgada e inconfundible.
Pero a la par del éxito profesional y musical, empezaron los problemas con el alcohol y las drogas. Hubo intentos de recuperación, todos fallidos. Ella misma se ocupó de remarcarlo, en su tema Rehab: “They tried to make me go to rehab/I said, no, no, no” (Tratan de que vaya a rehabilitación pero yo digo no, no,no), cantaba. Hoy, sabiendo el final, parece un fatídico mantra de autodestrucción.
El año pasado, el documental Amy, del británico Asif Kapadia, “acusaba” a su padre, por haberla empujado a las drogas y el alcohol. Pero hubo un hombre crucial en la vida de Amy, su marido Blake Fielder-Civil. Blake mantuvo una relación complicada con la cantante, de idas y vueltas constantes que ella retrató en sus canciones, lo cual no le alcanzó para sentirse mejor.“I told you, I was trouble/You know that I’m no good (te dije que era problemática, sabes que no soy buena) decía en You know I’m no good. Y volvía a escarbar la herida en Tears Dry on Their Own: «Why do I stress A man,/ When there’s so many bigger things at hand (No entiendo porqué me importa tanto un hombre cuando hay tantas cosas mejores a mano).
Insegura, ponía todo el acento en su peinado sesentoso a la hora de salir al escenario (“Así no me ocupo tanto de la ropa”, decía).
Como Janis Joplin, Jimmy Hendrix o Jim Morrison y Kurt Cobain, la muerte la encontró a los 27 años, en pleno éxito…y decadencia.
“Cuando canto Back to Black, me remonto a cómo me sentía cuando la escribí. Siento el mismo dolor”, explicaba. Y cada vez que entonaba esas estrofas en las que “volvía a la oscuridad”, sus ojos lagrimeaban. Escucharla sigue siendo desgarrador.
A cinco años de su muerte, cinco canciones para recordar a Amy Winehouse, todas de su disco consagratorio, Back to Black (2006). La última, según decía ella misma, su tema preferido.
1) Rehab
2) You know I’m no good
3) Back to Black
4) Tears Dry on Their Own
5) Valerie
Homenaje paterno
El padre de Amy Winehouse, Mitch, dará mañana un recital en un club de jazz de Londres para homenajear a su hija en el quinto aniversario de su muerte. Siempre polémico, Mitch volverá a su antiguo hobby. Winehouse padre grabó varios discos y lo recaudado en el show de mañana será destinado a la Fundación Amy Winehouse, que creó junto a su ex mujer, dedicada a prevenir los efectos del abuso del alcohol y las drogas en los jóvenes.